A Serena Williams le ha ocurrido un peculiar incidente. La actual número uno de la WTA ha confesado a través de su cuenta de Snapchat que ingirió la comida de su propio perro. El menú de su mascota parece que confundió a la tenista, como ella misma ha asegurado: "Lo prometo, el menú tenía muy buena pinta. Vegetales frescos y pollo con carne, parecía la perfección, mejor que mi comida. Así que le pedí salmón y arroz porque a mí también me gusta. Y probé un poquito, pero no me juzguéis, sólo fue una cucharada".
La experiencia no parece que terminara siendo del gusto de Serena, quien difícilmente vuelva a repetirla: "A las dos horas corrí al baño pensando que perdería el conocimiento. No creo que eso sea comestible para los humanos y deberían advertirlo. Ahora me siento realmente mal. Supongo que mañana, cuando vaya a la pista, pareceré más fina".