Wimbledon

La Catedral se rinde ante Garbiñe Muguruza

La Catedral se rinde ante Garbiñe Muguruza
Venus Williams reconoce que Muguruza jugó "increíblemente". - Paula Baena Velasco<br />
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 4 min lectura
Los 15.000 aficionados que llenaron las gradas de la pista Central de Wimbledon, conocida como 'La Catedral' del tenis, aplaudieron y vitorearon este sábado a una emocionada Garbiñe Muguruza, que consiguió algo para lo que se han necesitado 23 años: que una española ganase de nuevo el torneo.

Tras pedir 'Ojo de Halcón' por una bola que parecía larga de su rival, y así lo era, Garbiñe, de 23 años, se proclamó campeona y se arrodilló en la hierba, inclinando su cabeza hasta al suelo sin podérselo creer.

Incredulidad que continúo cuando, una vez en pie, se dio el típico paseillo por la pista para saludar a los aficionados mientras se tapaba la cara con las dos manos, en un gesto que plasmaba el millón de emociones que la embargaban en ese momento.

Garbiñe se convertía, tras derrotar a la estadounidense y décima favorita Venus Williams por 7-5 y 6-0, en la primera española, desde Conchita Martínez en 1994, en obtener el título.

Apenas una hora y 17 minutos antes, ambas jugadoras saltaban a la pista del All England Tennis Club, con el techo cerrado por un incesante chispeo que brotaba de un encapotado cielo londinense.

Los aficionados enloquecieron cuando Venus y Garbiñe, la primera optando a su sexto título en Londres y la segunda al primero, avanzaron por la pista portando sendos ramos de flores lilas, una tradición en las finales femeninas del torneo más antiguo del mundo.

El rey Juan Carlos se encontraba en la primera fila del 'Royal Box' actuando, como le diría más tarde la dos veces finalista Arantxa Sánchez Vicario, como "talismán" para la victoria de la española.

Gritos aislados, murmullo y expectación recorrían los asientos minutos antes del comienzo del partido, mientras sus protagonistas calentaban durante el peloteo.

Pero una vez la bola estuvo en juego, el respetuoso público británico calló para contemplar el gran espectáculo tenístico que la estadounidense y la española, ganadora de Roland Garros 2016, le tenían preparado.

Un duelo de infarto, especialmente en el primer set, que se alargó hasta los 12 juegos, y en el que cada vez que alguna de las dos salvaba un punto, hacía un 'ace' o sorprendía con alguna jugada maestra los aficionados lo celebraban con grandes ovaciones.

Entre punto y punto podían oirse a algunos espectadores chillar "Vamos Garbine", sin la eñe, con un marcado acento inglés, dejando de manifiesto a quien apoyaba el público local.

Apoyo que dio sus frutos y que se intensificó durante el segundo set, cuando una desinflada aunque luchadora Venus Williams no consiguió ganar ni un juego.

La predicción que hizo Serena Williams hace dos años, cuando tras derrotar a Muguruza en la final de 2015 le dijo que no estuviera triste porque "algún día" ganaría el título, se cumplió.

En la pared de vencedores del pasillo que da acceso a la pista Central, en la que hasta doce veces puede leerse el apellido Williams, desde este sábado quedó grabado para siempre el apellido Muguruza, que junto a Conchita Martínez, Manolo Santana y Rafael Nadal son los únicos españoles que han alcanzado la gloria en 'La Catedral'.
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