Sospechoso de sufrir el 'efecto gaseosa'

Definitivamente, el parón liguero de octubre no ha sentado nada bien al Betis. Es más, parece haber resquebrajado por completo los cimientos del nuevo proyecto, que empezó con bastante fuerza la Liga para, poco después, irse diluyendo casi por completo. Ha desaparecido la seguridad atrás que derrochó el equipo hasta la visita a Vallecas, al igual que esa efectividad de cara a puerta que bastaba para ganar partidos.

La escuadra de las trece barras se ha vuelto vulgar y ramplona, con un preocupante encefalograma plano que, ya sea por actitud o falta de trabajo táctico, urge arreglar cuanto antes. Seguro de que el Betis ni era tan bueno hace un mes ni tan malo ahora. Su verdadero nivel responde a un término medio que se ha perdido por el camino y que habrá que recuperar como sea, acabando de una vez por todas con este ‘efecto gaseosa’ que sólo sirve para hacer sufrir a la grada.