Nadie quiere a un perdedor en su equipo. Y más si se trata del entrenador. Hace ahora 11 años que Del Nido rompió un contrato con el vasco Aguirre porque se le ocurrió caer en la final de Copa ante el Betis, precisamente en el Calderón. ¿Se acuerdan de Héctor Cúper? ¿Es casualidad que un entrenador top como Klopp no dispute competiciones europeas la próxima temporada con el Liverpool? Cinco finales perdidas no hay quien lo resista, querido Jurgen. O sí. A estas horas el cholismo militante anda en plena campaña tras el momento de debilidad pasajera de su entrenador, que se auto-inculpó por haber perdido su segunda Champions. Fue lo peor que pudo hacer Simeone.
Sembró las dudas, abandonó su liderazgo y, en un ejercicio muy loperiano, abrió el debate esperando todo el cariño colchonero. ¡Diego, te queremos, quédate! No estamos en el porteño barrio de Palermo, Cholito. Los hombres no lloran y más cuando se representa a miles que sí tienen todo el derecho. La grandeza no reside en otra cosa que en levantarse de momentos como el de Milán. ¿O es que quizá el entrenador se acabó creyendo su propio discurso victimista? Pues bien, lobo en el campo y fuera de él. El fútbol está mirando al Atlético. ¿No había que creer?
Eduardo Gil2 min lectura