Opinión

Metedura de pata

Metedura de pata
- Eduardo Gil
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
El pasado jueves Poyet pudo haberse ahorrado públicamente eso de "rezo todos los días para no paguen los millones por Rubén Castro". Ni es grave ni deja de serlo, pero el Betis debe evitar este tipo de disonancias. Dosis de victimismo propio y atmósfera de miedo, evitables.

Poco ha tardado el director deportivo en salir a arreglarlo tranquilizando al personal sobre la situación del canario. Sencillamente: "Rubén no saldrá bajo ningún concepto". Porque una cosa es que meta goles como churros, que su agencia de representación presione con una oferta -a cambio de una generosa renovación- y otra, es que el propio club se meta las cabras en el corral a sí mismo.

Por eso, el técnico uruguayo debe crecer y rápido si no quiere que la grandeza del Betis se lo meriende antes de tiempo. Debe obtener resultados inmediatos, concluir el armazón del equipo y decidirse por un sistema de juego que se adapte a lo que tiene. Claro, Poyet no tiene culpa de las finales que ha venido jugando el eterno rival, ni del optimismo que se ha vendido desde Heliópolis, ni de los vaivenes deportivos desde Mel hasta Merino. Pero reconozcamos que a ninguno le hubieran tocado las palmas por comenzar empatando en casa. Mal asunto si es agosto y estamos así. Si me permite un consejo, no le diga más a los béticos lo que tienen que hacer, pensar o sentir. Llevan mucho tiempo esperando por un tipo como usted. Simplemente, aplíquese para no decepcionarles.
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