Ángel Haro es el elegido. Su destino es enterrar de una vez al Betis judicial y concursal -los procesos culminarán esta misma temporada-, y también al 'Loperismo'. Pero hay que esconder esos nervios. Que los enemigos ocultos anden aún al acecho, no deben llevarle a un discurso paranoide. Ese, "o conmigo o contra mí", suena a otra época. Hay que bajarla al suelo, contener la histeria y tener fe en el éxito final de todo lo que se está haciendo. Que seguro que no es poco. No queda otra que seguir pidiéndole paciencia a los béticos. Hasta ahora, ha funcionado.
Lo contrario pone en evidencia al club. Y el Betis debe estar muy por encima de todo eso. Tampoco es justo que se pague la vajilla de todo lo acumulado con un recién llegado como Poyet. Pero fue él quien etiquetó prematuramente la segunda jornada de liga como toda una final. Confío en que aprenda rápido. Hay que destensar el ambiente. Esto es sólo fútbol. Como Torrecilla. Se le ha complicado el tramo final del mercado, pero se mantiene firme y serio. No entra al trapo. Es el que parece conocer mejor que nadie dónde está. Porque, al fin y al cabo, esto acaba de echar a rodar para que unos y otros se tiren los trastos a la cabeza.
Eduardo Gil2 min lectura