Tras la euforia y posterior celebración por el pase a Turín del pasado jueves, reencontrarse con la Liga podría ser sinónimo de
falta de intensidad. A pesar de que la necesidad por defender la quinta plaza, en el bando sevillista, y el anhelo por intentar abordar la misma, por el lado castellonense, debían eliminar el componente tedioso, los primeros compases del juego dejaron claro que no sería así.
Emery optó por alinear a
Javi Varas, Marko Marin y Jairo, en pos de dar descanso a alguno de los héroes, así como para suplir las bajas de Iborra y Diogo, que estaban sancionados.
Tanto Villarreal como Sevilla aplicaron la misma intensidad durante los primeros 45'; un
ritmo lejano de la máxima competitividad que no exigía demasiado a defensas y atacantes. Sin presión por parte del equipo rival, el fútbol directo pasó a un segundo plano, primando las combinaciones que tenían su origen en el saque de puerta pero que casi nunca culminaban en ocasiones de gol.
Vitolo fue el jugador que estuvo más cerca de las mallas de Asenjo durante la primera mitad. Sin embargo, el canario, vio como Asenjo evitó su tanto en dos ocasiones (4' y 33'). Más allá de eso, el peligro sevillista se redujo a un taconazo de
Marin (21'), también blocado por el arquero amarillo y un par de disparos lejanos de
M'Bia (8') y
Alberto (34') que finalizaron en saque de puerta.
Por parte visitante,
Giovani fue el más destacado. El mexicano, primero con una volea (5') que se fue cerca del poste de Varas y después con un disparo tras asistirle Cani (27'), rondó el tanto visitante, pero el éxito no estuvo de su parte.
El descanso llegó entre los
bostezos del público sevillista, que tuvo que conformarse con pequeños
chispazos de ambos equipos.
La reanudación deparó, en primera instancia, la entrada en el campo de
José Antonio Reyes, que suplió a Vitolo. El canario pidió el cambio aquejado de un problema en los isquiotibiales.
De nuevo, la
falta de intensidad era latente. Aunque en esta ocasión, las oportunidades de gol parecían ser más claras.
Giovani, de nuevo, probó a
Varas: disparó desde la frontal que bota justo antes de llegar a Varas y que el de Pino Montano envía a córner (49').
En el minuto 56
Gameiro estuvo cerca de lograr el
1-0: un pase de la muerte desde la banda izquierda al que no llegó por centímetros.
Tras otros
minutos de posesiones estériles por parte de Sevilla y Villarreal, Marcelino optó por sacar a Pereira del terreno de juego. Entró
Uche, que tardó poco más de un minuto en aportar lo que su míster se hartó de pedir hasta ese momento: intensidad. El nigeriano realizó una jugada personal que concluyó con un fuerte disparo atajado por Varas (63').
A pesar de la entrada de Bacca, la diana que estuvo a punto de llegar fue amarilla. La
ocasión más clara del partido: un libre directo, ejecutado segun la estrategia orquestada por Marcelino, finaliza en un pase de la muerte que
Musacchio empuja de forma deficiente. Varas, sin fe por llegar al cuero, pudo respirar tranquilamente al ver que se iba a saque de puerta (71').
La recta final sí que permitió a los 31.372 aficionados presentes emocionarse. Primero con un remate de
Gameiro tras pase de Rakitic que se fue lejos del arco de
Asenjo pero que asustó por potencia e inmediatez (83'); y segundo con varias asistencias al hueco que el francés no alcanzó a controlar.
El Villarreal también tuvo una ocasión de ponerse por delante.
Cani, tras una
contra conducida por Giovani cuando a los sevillistas les comenzó a fallar el físico, disparó con efecto. Sin embargo, la curva no alcanzo el ángulo necesario para alojarse en las mallas de Javi Varas (83').
Ahí concluye la relación de ocasiones de gol del Sevilla F.C.-Villarreal, un choque paupérrimo en lo que a emoción, intensidad y competitividad se refiere.
El punto logrado
asegura a los de Emery la sexta plaza; y estarán pendientes al encuentro de mañana de la Real Sociedad para intentar asegurar cuanto antes la quinta.