La situación que se le presenta al
Sevilla en la portería es un tanto peculiar. La temporada recién concluida comenzó con tres hombres bajo palos, tras renovar el contrato de
Julián Cuesta y no poder hallarle una salida a
Javi Varas, a quien se le instó a abandonar
Nervión a principios de verano, dado que, pese a ofrecer un excelente rendimiento en el Celta el año anterior como cedido, el club necesitaba recortar gastos. La idea era ahorrarse gran parte de los 900.000 euros netos que estaba destinando al teórico portero suplente.
El de Pino Montano, sin embargo, no encontró ningún club que le mantuviese sus honorarios, por lo que se negó a salir, aceptando su probable papel secundario en el equipo de sus amores. En enero, mientras
Beto jugaba en
Liga y
Varas en
Europa League y
Copa, se encontró una salida para
Julián, quien se marchó a un
Almería en el que, probablemente, se quedará. La idea de la secretaría técnica, que lleva meses rastreando el mercado en busca de un portero joven de nivel que pueda disputarle el puesto a
Beto, es quedarse con el luso y el nuevo fichaje, aunque
Varas, una vez más, no ve clara su salida y no descarta agotar su contrato, que expira dentro de un año. Así pues, la llegada de otro portero vuelve a quedar en el aire.
Lo curioso es que la vinculación con la entidad nervionense de
Beto, quien cuenta 32 años, también
acaba en
junio de 2015, tras ejecutar el
Sevilla en 2013 la opción de compra que se había guardado en su préstamo desde el Sporting de Braga, cuando arribó para reemplazar a
Diego López, vendido al Real Madrid. De este modo, y si ningún movimiento lo remedia, Unai Emery, quien renovó por dos temporadas, podría encontrarse sin porteros dentro de apenas 12 meses. Renovar a Beto, pese a todo, no sería difícil, pues se siente importante y es feliz en Nervión.
Carlos Pérez3 min lectura