El
Atalanta es consciente de que
Carlos Carmona gusta mucho en
Nervión, de ahí que
Pierpaolo Marino, director general del Atalanta, no rebaje sus
pretensiones económicas por el mediocentro chileno, que se encuentra concentrado en
Brasil con su país. Los de Bérgamo exigen
diez millones de euros por un futbolista que el pasado verano ya estuvo muy cerca de acabar recalando en el Sánchez Pizjuán.
Con la operación en manos de un intermediario afín al director general del conjunto italiano, ED ha podido saber de primera mano que
aún no ha existido ningún contacto entre clubes, algo que sí ocurrió hace un año, tras la marcha de
Gary Medel al
Cardiff.
Así, la operación está en manos de una
tercera persona que está haciendo las veces de puente entre ambas entidades; una figura clave que será pieza fundamental a la hora de que la operación se resuelva en una u otra dirección.
Tras iniciarse los contactos el pasado martes, el conjunto hispalense conoció los entresijos de la operación a última hora del jueves, momento en el que
Monchi supo en primera persona cuáles eran las exigencias del
Atalanta de cara a la galería y cuáles, en realidad, eran las cifras en las que podría cerrarse el fichaje. Una conversación telefónica que tuvo como consecuencia el plante del director deportivo sevillista, quien entiende que lo más adecuado para los intereses económicos de los de
Eduardo Dato es enfriar la operación y no realizar ninguna oferta formal por
Carlos Carmona de momento. Así, la idea no es otra que la de dejar pasar el tiempo a la espera de que dicho intermediario, amigo íntimo de
Pierpaolo Marino (director general del Atalanta) resuelva la operación en pos de los beneficios sevillistas. Tarea que tendrá paralizado el futuro del futbolista hasta principios de la próxima semana, fecha para la que las partes han emplazado el próximo contacto.
La intención es que el
Atalanta deje salir al chileno por una cifra inferior, que bailaría
entre los cinco y los ocho millones de euros, y que serviría como punto de partida de una futura negociación entre clubes. Con el tiempo a favor, el
Sevilla no tiene prisa por cerrar una operación que, de culminarse, preferiría que sucediera en el tiempo al adiós de
Alberto Moreno, lo que le aportaría más ´cash´.