Busca un bloque versátil que se adapte a las circunstancias sin perder solidez

Emery alterna el mono de faena con el traje de etiqueta

La presión adelantada de su versión más física dio paso ante el Depor a la variante más ofensiva de un Sevilla que sacrificó el músculo que aporta el doble pivote defensivo para someter a su rival a través de la posesión del balón.

Emery alterna el mono de faena con el traje de etiqueta
Emery ha dejado claro que Banega alternará su posición. - Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 4 min lectura
De un extremo a otro. Las críticas habían arreciado tras el planteamiento ultradefensivo puesto en liza en el Calderón, pero los elogios están de vuelta, tras ver al Sevilla más ofensivo de la temporada ante el Depor. Con una semana de diferencia, Emery dispuso dos equipos muy diferentes. Dos polos opuestos dentro de ese conjunto versátil que el técnico vasco tiene en mente. Porque, por encima de esquemas concretos, el de Hondarribia busca un bloque sólido que pueda adaptarse a las circunstancias y que, para ello, adopte sus correspondientes filosofías de juego, no ya por la disposición de sus hombres sobre la hierba, sino por las cualidades y cometidos de cada uno.

Y es que, mientras se guarda en la recámara el 1-4-4-2 que ya utilizó el pasado curso, el preparador sigue siendo fiel a su habitual 1-4-2-3-1, aunque con variantes muy diferentes: una física y otra más de toque. Entre el músculo y los ´jugones´.

Así, en el arranque de la temporada se ha visto un Sevilla enfundado en el mono de faena, sustentando su fútbol en la presión adelantada para robar cerca del área rival y montar veloces ataques sin necesidad de muchos toques. En esos momentos parecía innegociable ese doble pivote defensivo en el que había sustentado su solidez, con Krychowiak, Mbia e Iborra como consolidadas alternativas dentro de un perfil similar.

Sin demasiada brillantez, pero con una solidaridad defensiva digna de elogio, los nervionenses se afianzaron en la zona noble de la tabla y se plantaron invictos a orillas del Manzanares, donde esa versión más defensiva alcanzó su extremo.

En un fallido experimento, como quedó refrendado por el juego y el resultado, un teórico 1-4-1-4-1, con Carriço como bisagra entre la zaga y el centro del campo, se convertía en la práctica en una defensa de cinco. Más zagueros para contener peor en el capítulo más pobre de esa versión física que el pasado domingo mutó hacia el Sevilla más alegre de la temporada.

"En esta ocasión, hemos sido defensivos desde el balón, y, en otros momentos, lo seremos desde la presión". Así resumía Unai el nuevo giro de tuerca dado a su equipo en el encuentro ante el Deportivo, en el que prescindió por vez primera del doble pivote en la medular para colocar a Banega como mediocentro. La misión no era otra que llevar la batuta y hacerse con la posesión sin perder el equilibrio entre zaga y ataque, sometiendo, así, al cuadro gallego, con Éver bajando a recibir entre los centrales para sacar el balón y enlazar con Denis.

Más fútbol y menos briega en una versión propicia ante rivales a priori inferiores y al calor del Pizjuán. Porque Emery ya ha dejado claro que no siempre vestirán los sevillistas con traje de etiqueta. A domicilio, y ante oponentes más poderosos, volverá a aparecer el mono de faena. Dos dispares atuendos con el mismo tejido de la solidez.
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