Se presentaba un partido interesante en el
Sánchez Pizjuán, con un
Sevilla que apostaba por la titularidad de dos caballos ganadores como
Bacca y
Gameiro para resarcirse ante el
Villarreal de la mala imagen ofrecida en la Europa League el pasado jueves.
Sin embargo, en una primera parte marcada por la imprecisión en los pases sevillistas y el continuo tanteo del balón, que paseaba sin demasiado peligro por las áreas de ambos equipos, la chispa en el ataque rojiblanco estuvo en las botas de Gerard
Deulofeu.
El catalán fue el generador de más ocasiones, creando desde la banda derecha e intentando batir a
Asenjo con varios disparos. A punto estuvo de hacerlo en un córner que sacó de forma magistral y que pegó en el palo. El extremo, que fue el más desequilibrante de los locales en los cuarenta y cinco minutos iniciales, desapareció tras el descanso y fue el primero en ser sustituido por
Unai Emery.
Una buena doble intervención de
Beto, que paró una falta lanzada por
Trigueros y, segundos después, el rápido remate de
Uche, salvó al Sevilla de marcharse a los vestuarios con el marcador en contra.
La segunda mitad, que escaseó en oportunidades para ambos equipos, no distó mucho de la primera en intensidad y ritmo, pero el control del balón continuaba pasando de un conjunto a otro sin el predominio claro de ninguno de ellos. Bacca parecía no elegir nunca la opción correcta cuando tocaba el esférico y, en general, la delantera rojiblanca no hallaba la forma de culminar las jugadas con acierto.
Con el panorama más que igualado, se adelantó el Villarreal gracias a un gran pase que
Cani dio a
Vietto, que no desaprovechó el balón y puso el 0-1 a diez minutos del final. Pero el Sevilla no desistió y las acometidas al área amarilla fueron constantes hasta que, en el minuto 88 de juego,
Denis Suárez hizo el empate.
El colegiado añadió cinco minutos de descuento que dieron vida a los rojiblancos, que aún aspiraban a más. Un penalti sobre
Trémoulinas dio la oportunidad a Bacca de dar la vuelta al marcador en el minuto 93, enloqueciendo a las gradas del Pizjuán, que no podían hacer más que celebrar la victoria del colíder de Primera.
EFE3 min lectura