Silenciar a los todopoderosos atrae la atención mediática y siempre provoca una satisfacción especial, al tratarse prácticamente de una hazaña en el fútbol actual, pero las metas no se alcanzan con un simple subidón en citas como la que afronta el sábado en casa contra el
Barcelona, sino en aquellos estadios con silueta de campos de batalla donde coexisten la obligación de ganar con la dificultad de conseguirlo, contra rivales que defienden su supervivencia y compensan con su carácter aguerrido sus limitaciones técnicas.
Ahí, en feudos como el
Ciudad de Valencia, se encuentra el trampolín para dar el salto a la
Champions, ahora a tres puntos de distancia, y presionar aún mas al
Valencia, que el jueves visita al
Athletic y ya pinchó el domingo ante el
Villarreal. Un escenario, el azulgrana, esquivo en los últimos años para el
Sevilla, con problemas para liberarse del proceso de desarme al que suele someterlo el incómodo
Levante, si bien el conjunto de
Emery se desplaza a tierras valencianas a un ritmo vertiginoso, con ocho jornadas sin perder y cuatro victorias consecutivas en el campeonato liguero, sin encajar ningún gol en las tres últimas.
Los nervionenses están de dulce, y son conscientes de la importancia de no fallar en este compromiso intersemanal, ahora que de nuevo el cuarto puesto se encuentra muy a la vista. En este sentido, Emery negó que
Banega forzara la amarilla para asegurarse su presencia ante el Barcelona, porque la final más inmediata se disputa esta noche, y no realizará una revolución en el once, aunque sí introducirá varios cambios por lo apretado del calendario, además del necesario para cubrir la ausencia del argentino.
Sin él, el equipo pierde su referencia generativa, por lo que resulta probable que el vasco recurra a
Reyes para copar ese vacío de imaginación en el once, blindando el eje con el paso al frente de
Carriço -
M’Bia sigue siendo baja- para acompañar a
Krychowiak, e Iborra por delante como ‘enganche’ con el punta.
El utrerano partiría de la derecha para tender hacia el centro y asumir la tarea creativa, por lo que el carril quedaría abierto para que lo recorra posiblemente
Diogo, mientras que, en la izquierda, cabe la opción de que
Navarro releve a
Trémoulinas e, incluso, que Deulofeu saliera por
Vitolo, algo más remoto por la trascendencia del canario en los planes de Unai. También hay dudas en la punta de lanza, si apostará por
Bacca, su titular habitual y tercer máximo realizador liguero, u optara por la movilidad de
Gameiro.
Por parte local,
Alcaraz no dispone de
Camarasa, lesionado y en la agenda sevillista, pero recupera a
Ramis para tratar de dar continuidad al zarpazo en
Almería. Claro que enfrente tendrá al mejor Sevilla de la historia, y con hambre voraz de Champions.