Benoît Trémoulinas se reincoporó ayer al grupo una vez superadas las molestias que le hicieron regresar de la concentración de la selección francesa y en la rueda de prensa de esta mañana ha asegurado que se encuentra
a disposición de Emery para el choque en Ipurua. "
Me siento muy bien, me he recuperado de la lesión y estoy
listo para el sábado. Los médicos de la selección prefirieron que volviera a Sevilla para recuperarme aquí tras sufrir un fuerte golpe, y ya puedo jugar contra el Eibar", ha explicado el lateral zurdo, que ha hecho el esfuerzo de hablar en español y que afirmó que, tras un discreto comienzo, está recuperando su
mejor nivel: "La pretemporada fue difícil, pero hemos trabajado duro y este momento me siento bien. Poco a poco voy haciendo partidos mejores y espero
continuar así".
Por otro lado, Trémoulinas ha señalado que es "muy positivo para el plantel recuperar futbolistas importantes" tras dejar atrás sus lesiones. "El míster necesita a todos los jugadores, porque hay muchas partidos en los próximos meses", ha comentado el zaguero, que confiesa que habría preferido que
no hubiese habido
parón después de imponerse al Barcelona: "Hay compromisos internacionales y
no podemos hacer nada, pero era mejor seguir tras lo del Barça para aprovechar la dinámica positiva. En cualquier caso, estamos listos para el partido del sábado". Así las cosas, cree que ahora, con la mayoría de futbolistas disponibles,
se verá al "Sevilla de verdad": "Es lo que esperamos todos. Hicimos un gran partido contra el Barça y ahora recuperamos a Rami, Banega, Escudero... Es muy importante para el futuro".
Además, el galo ha negado rotundamente que el equipo vaya al saltar al césped de Ipurua con la mente puesta en el Manchester City, porque
"la Liga es muy muy importante para el Sevilla":
"Necesitamos los puntos y ahora sólo pensamos en Eibar. Cuando acabe el choque nos centraremos en Champions". En este sentido, 'Trecht' ha indicado que el 2-1 contra el Barcelona fue balsámico y que ha
reducido considerablemente la
presión: "Había mucha presión contra el Barça, porque necesitábamos los puntos. La posición en la tabla hacía que fuera una final".