Eindhoven, frente al
Middlesbrough; en
Mónaco contra el Barcelona;
Glasgow y Espanyol;
Madrid, con el Getafe; otra vez Madrid y
Mónaco ante Real Madrid y
Milan; Barcelona, contra el
Atlético y unos meses después frente al cuadro culé;
Turín y el Benfica; en
Cardiff contra los merengues; en
Varsovia, con el Dnipro como rival; en
Tiflis, de nuevo el Barça.
Son los rivales y las ciudades que han sido sede de las 12 finales que ha disputado el
Sevilla desde 2006 y que vienen a la mente de los nervionenses para hacer acopio de ilusión y optimismo antes de que, pasado mañana, afronten en
Basilea (Suiza) la lucha por la
Quinta Europa League contra el Liverpool inglés. Un reto de lo más apasionante que no acaba en el estadio
St. Jakob Park, sino que tendrá continuidad el día 22 en el Vicente Calderón de Madrid, ante el Barcelona y con la Copa del Rey en juego, e incluso ya después del verano, cuando pase lo que pase en la ribera del Manzanares los blanquirrojos disputarán ante los azulgranas la próxima
Supercopa de España.
El álbum de este coleccionista de finales afincado en el
Ramón Sánchez Pizjuán no se puede cerrar ya ni con una goma de las gordas. Son hasta 15 fotografías para el recuerdo archivadas. O, lo que es lo mismo, el Sevilla sumarán un mínimo de 15 finales (si gana en Basilea, la Supercopa de Europa será la número 16) en sólo una década para la que se agotan los calificativos.
Unos números impresionantes, inalcanzables para la grandísima mayoría de los clubes 'top' del continente y que ha supuesto una auténtica proeza que era impensable en
Nervión, donde lo más parecido a una celebración que conocían desde muchas décadas atrás era cuando los aficionados se echaban a la calle para festejar una ´simple´ clasificación para Europa.
Un total de 15 finales que han acabado con ocho títulos en las vitrinas de
Eduardo Dato y que han hecho que el
Sevilla sea hoy en día un rival muy respetado y temido por todos a lo largo y ancho de la geografía nacional y uno de los más grandes del continente. No en vano, se trata del equipo más laureado de la segunda mejor competición continental de clubes, que el miércoles opta a ganar la Europa League en propiedad.
Porque en la extinta
UEFA ha encontrado el Sevilla su hábitat natural, su competición, el reto que saca lo mejor de cada jugador de la plantilla en un aura que se hereda de plantilla a plantilla.
Un cosquilleo y una mezcla de sensaciones que no por ser ya conocidos deja de motivar a todo sevillista, ya sea futbolista, técnico, directivo o aficionado de a pie. Se acerca un nuevo día grande y este equipo sabe cómo afrontarlo y también, como pedía Emery en la sala de prensa de San Mamés, sabe disfrutarlo.
La Liga, que acabó con el Sevilla como el único conjunto que no logró ganar ni un solo partido a domicilio y en la que ha ocupado un 'discreto' séptimo puesto, ha sido el peaje necesario para poder optar a hacer 'doblete' por segunda vez en toda su historia. La primera fue en la 2006/2007, cuando el plantel que ha pasado a la historia como 'el Sevilla de los títulos' conquistó la
UEFA y la
Copa del Rey.
Hoy empieza otra semana bonita. La enésima en estos 10 años.