La incorporación del
‘Mudo’ Vázquez despertó suma expectación en el sevillismo por el precio pagado por él, las referencias de los que le conocen bien y las estadísticas que lo convirtieron el curso pasado en uno de los mejores regateadores y en el jugador que más faltas sufrió en el viejo continente.
En pretemporada ya dejó detalles de su calidad a pesar de que, inmerso en pleno proceso de adaptación, le faltó continuidad en su juego, y en su estreno oficial como nervionense, en la
Supercopa de Europa, exhibió un ilusionante boceto de lo que puede ofrecer en el
Sevilla, con un muestrario de recursos y cifras que evidencian que su aportación no se limita al apartado creativo.
El italo-argentino se erigió en el futbolista más destacado del encuentro y en el más determinante del
Sevilla, liderando el juego ofensivo sevillista desde distintas posiciones. Primero entre líneas y después como falso ‘nueve’, demarcación en la que mejoró a
Vietto y descompuso a la defensa madridista.
El
‘Mudo’ pisó el balón siempre con sentido, recibió de espaldas para abrir espacios y le otorgó tiempo al equipo cuando lo necesitó, provocando numerosas faltas reflejo de la incapacidad rival para arrebatarle el esférico. No en vano,
Franco Vázquez fue el jugador que más faltas recibió en el
Sevilla, con seis, y el segundo del partido tras
Lucas Vázquez (7), que también sobresalió, y el único junto a
Carriço que lanzó entre los tres palos madridistas en el que supuso el gol del empate con un lanzamiento ajustado.
Además de sumar considerablemente en ataque, dejando para la galería un excelente regate pegado a la cal, el ex del
Palermo avisó de su compromiso con los nervionenses con un perceptible trabajo defensivo en la poderosa presión que propone
Jorge Sampaoli.En este sentido,
Vázquez, curiosamente, encabezó el ranking de faltas cometidas durante el encuentro, con siete, y lo acabó como uno de los sevillistas que más recuperaciones consiguió durante los 120 minutos del choque. En total recuperó seis balones, tres en campo ajeno, fruto de las líneas adelantadas, y tres cerca del área propia, espejo de su sacrificio cuando el equipo le precisó, a lo que hay que añadirle una intercepción.
Álvaro Palomo3 min lectura