Saltó
Sampaoli con dos delanteros al césped de
El Molinón con un 1-3-5-2 desdibujado y dinámico que, en estático, parecía más un 1-3-3-2-2 en el que, con una línea de tres centrales,
Vitolo hacía las veces de lateral ante la ausencia de
Sergio Escudero. Un Sevilla en el que
Nasri gozaba de libertad de movimientos y que sufría demasiado durante la primera mitad ante la presión asfixiante de un Sporting de Gijón que no dejaba a los de Nervión sacar la pelota jugada desde atrás, pese a haberse adelantado al poco de comenzar el partido gracias a un rechace de Sergio Rico que prolongaba
Ben Yedder y que
Vietto llevó a las redes con acierto.
Con
N'Zonzi superado durante gran parte de la primera mitad y con 1-1 en el marcador, Nasri se vería obligado a tirar de inventiva hasta retirarse lesionado, mientras que el epílogo del primer tiempo se convertía en un partido de ida y vuelta en el que podía pasar cualquier cosa. Un fútbol que no era el que buscaba
Sampaoli, quien había venido a El Molinón para someter, no a verse sometido. Y, por ello, sacó el argentino a
Iborra tras el descanso, tapando los agujeros en la segunda mitad y asfixiando por las bandas con
Vitolo y
Mariano, que llegaron al fondo hasta la saciedad.
Un
Sevilla con dos delanteros al que, sin embargo, le faltó acierto de cara a portería, gozando
Ben Yedder y el
'Mudo' Vázquez de varias ocasiones manifiestas de gol. Un cuadro nervionense que acabó jugando un gran partido en fase ofensiva, pero al que el desatino inicial sólo le dio para empatar en Gijón; un destino en el que había que ganar para asentarse arriba.