Desgranamos los aciertos y errores del debut liguero

Espectáculo no apto para cardíacos

Espectáculo no apto para cardíacos
Sampaoli, antes de comenzar el partido ante el Espanyol. - Enrique García
Enrique GarcíaEnrique García8 min lectura
Tan caótico como atractivo. Tan espectacular como arriesgado. Tan brillante como aún por pulir. El Sevilla enseñó ante el Espanyol el "extremadamente ofensivo" fútbol que propone Sampaoli. El conjunto nervionense fue un vendaval capaz de generar ocasiones para marcar seis goles y desperdiciar otra media docena más, pero también fue castigado en cada error. Cazado al contragolpe en cuatro pérdidas que acabaron en dianas espanyolistas. El estreno liguero dejó muchos detalles.


Diversión
El estilo Sampaoli no deja indiferente y, sobre todo cuando gana, el aficionado puede presumir de haber gozado de un espectáculo. El partido de ayer fue una muestra de ello. Diez goles en total y 36 disparos entre las dos escuadras. En el plano sevillista, combinaciones de lujo y detalles técnicos, con Franco Vázquez a la cabeza, que hablan de la cantidad de talento que Monchi ha puesto al servicio del entrenador argentino.


El 'antiequilibrio'
Después de tres años y medio escuchando a Emery hablar de equilibrio, el aficionado sevillista se encontró con un cambio radical en el estreno liguero de su equipo. El Sevilla salió en tromba y abandonó cualquier precaución enseñada en la pretemporada. Utilizó la posesión únicamente para atacar. Vivió en campo contrario y se partió cuando el Espanyol fue capaz de romper la presión.
Posesión efectiva

Para Sampaoli la posesión es clave y para el sometimiento del rival. Contra el Espanyol el Sevilla fue un paso más allá con respecto a lo que había evidenciado en pretemporada, cuando el balón acababa enredado no pocas veces entre los centrales y el portero. ?El Sevilla acaparó el balón el 73 por ciento del tiempo y ejerció una posesión efectiva que permitió que el balón estuviera el 27,3% del tiempo en el último tercio de terreno de juego espanyolista (23% en el tercio nervionense).


Fútbol de toque
El Sevilla completó 488 pases de 579 intentados, más de tres veces más que los que realizó el Espanyol. Además, 127 de ellos los hizo en el último tercio del terreno de juego. Ahí fue donde apareció Franco Vázquez, convertido en el jugador franquicia de la filosofía de Sampaoli. El italo-argentino completó 20 entregas de las 25 que intentó donde se deciden los encuentros. Que los otros dos jugadores que más pases buenos realizaran cerca del área espanyolista sean los laterales, Vitolo y Mariano, es un dato que habla por sí solo del estilo ofensivo del Sevilla.


Errores individuales
Jugar tan expuesto obliga a una precisión máxima, sobre todo en el inicio de la jugada, cuando el equipo está abierto buscando dar amplitud al juego. Los errores se pagan caro. Tres pérdidas de Pareja, N'Zonzi y Kiyotake originaron tres goles del Espanyol. Es algo que también se ha vivido en pretemporada y de lo que los técnicos han tomado buena nota para tratar de erradicarlo. En los casos de Pareja y N'Zonzi no sólo fue culpa suya. Había mucha gente por delante del balón, pero faltaban líneas de pase. Al final, arriesgaron y fallaron. En la parte positiva queda que el estilo Sampaoli está interiorizado. Ninguno dejó de intentar salir jugando desde atrás y prueba de ello es el pase de N'Zonzi a Kiyotake que origina la acción del 4-3, obra de Vázquez.


Partido
Iborra fue titular en el partido contra el Real Madrid y Kranevitter fue el encargado de cerrar el centro del campo en los duelos contra el Barcelona buscando ese jugador capaz de anclar el centro del campo y cortar las eventuales contras del rival. Contra el Espanyol, Sampaoli utilizó a dos jugadores de un cariz más ofensivo como N'Zonzi, que con Emery enriqueció sus conocimientos tácticos, y Kiyotake, demostrando que le preocupa más el inicio de la jugada propia que el daño que pueda hacerle el rival. Eso se traduce en un equipo que se parte entre los de arriba y los de atrás en ausencia de una bisagra.


Pólvora
No era la idea, pero el partido amaneció con un intercambio de golpes en el que el Espanyol estuvo muy certero en sus tres primeras llegadas. La respuesta del Sevilla fue contundente. Los seis goles hablan de la capacidad para desarbolar las defensas y también de la pólvora que tiene el conjunto blanquirrojo. El Sevilla anotó seis tantos con cinco goleadores diferentes -el Barcelona hizo los mismos con tres-. La responsabilidad del gol es cosa de todos. Los 17 disparos a puerta también confirman que se ha invertido esa tendencia de pretemporada en la que los de Sampaoli adolecieron de falta de llegada.


Ritmo y físico
Otra cosa que ha cambiado mucho con respecto a los encuentros de preparación es el ritmo. Ahí las cargas de trabajo también influyen. La intensidad demostrada en la primera jornada liguera evidencia que el Sevilla ha llegado en un buen momento de forma al inicio del campeonato. La premisa es que se cansa más quien corre tras la pelota que quien la tiene.


Una velocidad: la máxima
El Sevilla impone un alto ritmo de juego, pero también da la sensación de que sólo sabe jugar a una velocidad, la máxima. Eso entraña el riesgo de la precipitación y la imprecisión y también que el ritmo sea alto, incluso cuando eso no convenga al equipo. La posesión no es un arma defensiva, como utilizan algunos equipos, sólo ofensiva.


Polivalencia
Vitolo ya ha comprobado lo que significa que a Sampaoli le gusta que sus jugadores puedan hacer muchas cosas. El canario también ha dado ejemplo rindiendo allá donde lo han puesto. Contra el Espanyol lo hizo como lateral y cumplió en ataque y en defensa, por más que un sistema que le obliga a actuar como extremo en fase ofensiva le impidiera volver a tiempo en el repliegue. En la otra cara de la moneda se sitúa Konoplyanka, el gran damnificado en los partidos oficiales. Sampaoli lo considera demasiado especialista y eso está penalizando al talentoso futbolista ucraniano.


La balanza
Como siempre en el fútbol, la balanza entre lo bueno y lo que queda por corregir establece el baremo a seguir. Las victorias refuerzan las ideas, pero no ocultan que hay aspectos que mejorar para seguir ganando.
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