Después de cuatro temporadas bajo la batuta de Valverde, una nueva era se abre paso en San Mamés. En una clara apuesta por la continuidad, Ziganda ascendía del filial y el proyecto pasaba de unas manos a otras con la intención de tocarlo lo menos posible, pero cada maestrillo tiene su librillo y en el del 'Cuco' se ven de momento más pasos hacia atrás que adelante, tanto por el estilo de un equipo que se percibe menos osado como por el hecho de que no acaba de arrancar ni de enganchar a la afición.
Dentro de unos conceptos similares, el nuevo Athletic de Ziganda sigue confiando en transiciones rápidas, laterales ofensivos y centros desde los costados para explotar su poderío aéreo, con el balón parado como su más segura alternativa y la intensidad del bloque como premisa básica. Pero el estilo del nuevo técnico rojiblanco se presenta más rudimentario, con menos elaboración si cabe, aunque una de sus decisiones más sorprendentes ha sido prescindir de Beñat en favor de Mikel Vesga, más técnico.
Era Muniain, entrando por todos lados, quien estaba sosteniendo a un equipo que en sus ocho primeros partidos oficiales (tres de ellos de Liga) dejó su meta a cero en seis de ellos, aunque desde entonces los errores defensivos han sido continuos y sólo suma un punto de los últimos doce. Una racha que Ziganda pretende cortar volviendo al 4-2-3-1, en detrimento del 4-3-3. Además, tras el parón no tendrá que rotar, algo que de momento tampoco ha sabido manejar con acierto.