La clave para que el
Sevilla mejore está en intentarlo. Dicho así, suena a perogrullo; pero es evidente que, por un motivo u otro, faltan jugadores capaces de poner una marcha más, que aporten atrevimiento y que marquen el camino a seguir a un plantel que peca de falta de movilidad y de intensidad. Lo pedía a gritos
Berizzo desde la banda, viendo que los suyos amasaban una posesión estéril que no servía para generar peligro ante un muy ordenado
Leganés y sufría a la contra. Necesitaba uno contra uno. Por eso sorprende que
Sarabia no sea titularísimo. Ayer, el madrileño, el único que encaraba, fue el primero en atreverse a intentar romper la zaga rival con un pase entre líneas y el primero en intentarlo desde fuera del área. El servicio lo aprovechó
Ben Yedder en el 1-0 y el zapatazo entró por la escuadra para el 2-1.
De las botas del '17' salió lo mejor del equipo nervionense, que sufrió hasta el final a pesar de que ganó en orden con la vuelta de
N'Zonzi y con el cambio táctico del '
Toto'. El argentino renunció al 1-4-3-3 con la intención de arropar más a
Pizarro, que ayer formó doble pivote con el galo, en un 1-4-2-3-1 dejando a
Krohn-Dehli labores asociativas y en las bandas a
Sarabia y a un
Correa al que luego enmendó notablemente un voluntarioso
Nolito.
La mejoría, eso sí, fue leve.
Ben Yedder sigue estando aislado y, aunque tuvo dos y marcó una, apenas participó. Además, sigue evidenciándose que rotar sin sentido (ayer tocó en la portería) no sólo no tiene enchufados a los jugadores, sino que hay muchos lejos de su mejor nivel, como
Banega, N'Zonzi o Escudero. Lo del gafe atrás, merece mención aparte.