Ridículo. Indigno, Bochornoso. Póngale el calificativo que quiera. Pero
el sevillismo se merece que le pidan perdón. Se puede perder en el Bernabéu. De hecho, casi siempre ocurre lo mismo. Pero hay maneras y maneras... Este Sevilla no da la talla en los escenarios de enjundia. Y ayer, ante un Madrid con bajas y con muy poco fútbol, mostró todas sus vergüenzas.
Apenas se habían cumplido dos minutos cuando la pobre zaga sevillista ya había dejado a Lucas todo el tiempo del mundo para armar la pierna en el borde del área y sacarse un zapatazo que Rico envió a córner. Y desde la esquina llegó el primer ridículo. En lugar de despejar un balón fácil, entre Kjaer y Muriel -¿quién ha dicho que el danés sea un central de trece millones?- le regalaron el balón a Nacho, que aprovechó el regalo para comenzar el festival merengue.
Un alarmante fallo de concentración y contundencia que sólo sería el primero de un vergonzoso partido. Y eso que tras ese primer palo, era el Sevilla el que más tenía la pelota e incluso pisaba el área local. O más bien la merodeaba. Porque la posesión nervionense no era sino un falso espejismo que no se traducía en ocasión alguna. Un centrito de Navas que nadie remataba por aquí, un pase atrás de Mercado a ningún lado por allá o un disparo flojo de Carole fuera.
Y Keylor, a todo esto, sin ensuciarse los guantes.
Eso fue todo. Porque fue meter el Madrid el segundo en el 23' y ahí se acabó la historia, que no la vergüenza. Carole le mostraba el camino a Cristiano y el luso aprovechaba un nuevo regalo de una zaga sevillista que se metía demasiado atrás y dejaba infinidad de tiradores blancos sueltos en el borde del área.
Por entonces, el conjunto de Nervión ya era
un juguete en manos de un Madrid al que ni le hacía falta firmar un gran partido. Simplemente, es que no tenía rival enfrente. Las camiseta rojas de los de Marcucci más bien parecía una alfombra tendida hacia la meta de Rico.
El Sevilla estaba fuera del partido y su empanada se traducía, por ejemplo, en una defensa parada que creía que el colegiado había pitado, teniendo que acudir Lenglet a evitar el doblete de Cristiano. Aunque no tardaría mucho el portugués en hacer su segundo gol, los mismos que había hecho hasta ayer en toda LaLiga. Increíble.
Navas cometía unas absurdas manos en el área y Cristiano, aunque Rico tocaba su lanzamiento, marcaba de penalti. El Madrid olía la sangre y se lanzaba a por su frágil presa. Un disparo lejano de Modric, una volea de Cristiano solo, otra del portugués... El Sevilla estaba K.O., tendido en la lona, y la goleada estaba cantada. En el Bernabéu no se pueden bajar los brazos y el conjunto nervionense ni compareció. Un equipo desquiciado que vio llegar el cuarto, tras un pared entre Kroos y Lucas que el alemán finalizó a placer con Kjaer por el suelo, y el quinto. Hasta Achraf marcó, aprovechando la autopista que le dejaron en su carril.
Todo ello, en
un primer tiempo indigno, ofreciendo una imagen lastimosa de equipo a la deriva que no estuvo a la altura de su afición. Es más, hay que darle las gracias al Madrid de que levantase el pie del acelerador. Porque de lo contrario, la goleada habría sido escandalosa. Y es que, de la segunda parte nada se puede contar.
Ni un atisbo de orgullo para maquillar el resultado. El Sevilla salió rezando no encajar más y cumplió su deseo. El sevillismo merece que le pidan perdón.
Ficha técnica:5 - Real Madrid: Keylor Navas; Achraf, Nacho, Vallejo, Marcelo; Modric (Ceballos, m.71), Kroos (Marcos Llorente, m.63), Lucas Vázquez, Marco Asensio; Cristiano Ronaldo (Isco, m.75) y Benzema.
0 - Sevilla FC: Sergio Rico; Mercado, Kjaer, Lenglet, Carole; Pizarro, Banega (Krohn Dehli, m.81), Franco Vázquez (Geis, m.71); Navas, Nolito (Sarabia, m.57) y Muriel.
Goles: 1-0, m.3: Nacho. 2-0, m.23: Cristiano Ronaldo. 3-0, m.31: Cristiano Ronaldo de penalti. 4-0, m.38: Kroos. 5-0, m.42: Achraf.
Árbitro: Martínez Munuera (Comité Valenciano). Amonestó a Jesús Navas (31) y Banega (37) por el Sevilla.
Incidencias: encuentro correspondiente a la 15a jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 76.924 espectadores. Cristiano Ronaldo dedicó al madridismo su quinto Balón de Oro y posó en los prolegómenos con todos sus galardones sobre el césped. E
Fernando Mateos6 min lectura