El pasado lunes tuvo lugar en el
Hotel Meliá Los Lebreros la Junta General de Accionistas del Sevilla Fútbol Club, en la cual se aprobó el reparto de dividendos entre los accionistas y la retribución económica del consejo. Una postura controvertida que hará historia en el fútbol español, convirtiéndose en el primer equipo de
Primera división que repartirá dividendos, pero no en España, habiéndolo hecho ya el
Numancia y habiéndolo intentado el
Córdoba, el cual se topó con el
Consejo Superior de Deportes (CSD) y el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), que acabaron tumbando su propuesta, al descapitalizar ello el club.
Una práctica que en el caso del
Numancia consistió en repartir 400.000 euros entre sus más de 900 accionistas, algo que fue posible gracias a las plusvalías del contrato de televisión, que elevaron la facturación de la 15/16 a 7,3 millones de euros, disparando el beneficio neto hasta los 785.154 euros. Suficiente para cubrir totalmente las reservas legales y apuntar el patrimonio neto, de 8,75 millones.
Unas cifras, lógicamente, que poco tienen que ver con los números que maneja el
Sevilla, que repartirá poco más de
1,5 millones, de los 23,4 millones de beneficios una vez destinada una parte a reserva legal; o lo que es lo mismo, sólo el 1% de los ingresos del club, a razón de 15 euros por acción. Un reparto que el
CSD, tras comprobar la salud económica del club de
Nervión tras varias auditorías, ha autorizado. Muy distinto a lo que ocurrió en su día con el
Córdoba, que intentó repartir también 1,5 kilos de beneficios; eso sí, que suponían un 20% de los mismos.
Un reparto en el que el 98,7% del mismo correspondía al presidente de la entidad, siendo suyos 1,48 millones y restando sólo 20.000 euros para los accionistas minoritarios, a los que le correspondían entre 7 y 12 euros, después de retenciones. Es decir, unos repartos que poco o nada tienen que ver con el que el Sevilla ha aprobado con el beneplácito de sus accionistas, salvo
Del Nido.