Ahora que también sabe ganar en los campos de rivales directos -lo hizo en Villarreal aunque fuese con más fe que juego-,
el Sevilla no debe descuidar un ápice la fortaleza construida en su templo. Sólo esa combinación mágica conduce a las más altas cotas. Una ecuación perfecta con la que soñar, a la espera de que los buenos ratos de fútbol vayan siendo mayores que los malos, que siguen siendo muchos.
Tras la
exhibición de ese gen competitivo que sirvió para firmar ante el Liverpool la redonda cifra de un año sin caer como local, el conjunto nervionense, superado el trámite copero, está obligado a seguir poniendo piedras en ese fortín. Más si cabe, porque hoy lo visita un rival asequible. Un Deportivo que busca alejarse del descenso (está a 5 puntos) y que enlaza tres jornadas sin vencer, más allá del estéril triunfo copero en Las Palmas.
Por ello, se presenta
una oportunidad pintiparada. Sólo se puede conjugar el verbo ganar para seguir metiendo presión a los cuatro propietarios del preciado billete Champions. Y es por ello que regresarán el grueso de titulares que tuvieron descanso el miércoles, si bien Marcucci, a buen seguro en sintonía con el convaleciente Berizzo, también tendrá un ojo puesto en el crucial choque ante el Maribor.
Así, al margen de la posible rotación en la portería, regresarán pesos pesados como
Escudero, Lenglet, Sarabia y, tras su aportación en las últimas citas,
Franco Vázquez. Su inclusión en la mediapunta invita a pensar además que Banega, en ausencia del
castigado Nzonzi, volverá a actuar más retrasado, si bien
Geis también tiene opciones de jugar en su puesto natural
junto a Pizarro, otro fijo que regresaría, lo que derivaría en una versión más conservadora.
No parece, sin embargo, que el rival de hoy sea el que más exija ver esta última e inédita combinación. Es más, pensando en el duelo en Eslovenia, se barrunta la suplencia de
Ben Yedder, el más fiable elemento ante el arco rival, y quizás de algún otro pilar como
Mercado.
El Depor, por su parte, recupera a Sidnei en el eje de una zaga donde también estará Schär, restablecido del golpe que sufrió en la nariz en Copa, mientras que Guilherme volverá al centro tras su sanción. Será ahí, en la medular, donde intente ganar la batalla para intentar abrir la cámara acorazada que el Sevilla ha construido en Nervión.