La final oficial, la que ilusiona al sevillismo, se disputará dentro
de dos semanas, pero, más allá de la exclusividad de su nomenclatura,
no se trata de la única que encaran los nervionenses en este mes de abril. Porque aunque no haya en juego un entorchado que brinde más lustre si cabe a su palmarés, los de Montella se enfrentan a
compromisos ligueros de máxima trascendencia por su mayúscula repercusión. Porque, a la postre,
es LaLiga la que alimenta el crecimiento del club y no clasificarse para competición europea supondría un duro revés a la salud económica y deportiva de la entidad.
Lo saben desde el presidente hasta cada futbolista del vestuario y de ahí que la visita de hoy a Balaídos adquiera un cariz de final, pues cualquier resultado ajeno al triunfo complicaría su posición en la carrera por la UEL, hasta el punto de que podría perder la séptima plaza en favor del Girona y/o contemplar como crece su desventaja con el Betis y el Villarreal, su rival en la próxima jornada en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Sólo una victoria le aseguraría, como mínimo, permanecer en puestos con pasaporte continental y enfilar con más garantías la cita contra los castellonenses. Sin olvidar que el Celta, ahora a seis unidades, apurará contra los blanquirrojos sus opciones de colarse en la Europa League, ya que se quedaría a tres si se prolonga la racha negativa del Sevilla, que encadena tres encuentros sin ganar en Liga, con dos derrotas y un empate.
El mismo
Montella destacó este viernes la importancia de este choque y avisó de que no retocaría mucho el once, si bien la lista propiciará modificaciones no esperadas en un principio. Así,
la ausencia por decisión técnica de Escudero, le abre la puerta de la titularidad en la zurda a Arana, mientras que Layún ocuparía la diestra para
brindar un descanso a Navas, recién recuperado de su lesión. Por detrás, Montella ha confirmado la continuidad de
David Soria, protegido por la pareja
Kjaer-Lenglet, asentada en el eje de la zaga ante la baja del tocado Mercado.
En el centro del campo
es posible que permita respirar a Franco Vázquez y sitúe en su posición a Banega, que regresa a la alineación tras su sanción en la Liga de Campeones, en cuyo caso repetiría el doble pivote con Nzonzi y Pizarro. Además, Sarabia y Correa coparían los costados, sin descartar la presencia de Nolito. Arriba todo apuntaba a Muriel después de su suplencia el martes, pero
su ausencia en la lista allana el camino a Ben Yedder siempre y cuando no sorprenda con una oportunidad para Sandro, acertado en los 12 minutos que jugó ante los germanos.
Enfrente, un Celta irregular que no ha logrado consolidarse con Unzué y que
pierde a Maxi Gómez, su segundo máximo realizador tras Aspas, exsevillista y principal amenaza viguesa en esta cita vital. Tanto que el Sevilla la afronta como la primera final de abril.
Álvaro Palomo4 min lectura