Un enfado que esconde la autocrítica

Un enfado que esconde la autocrítica
Pablo Machín en una instantánea del derbi. - F. Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 4 min lectura
Hasta ahora, Pablo Machín se había caracterizado por un discurso sosegado y correcto en sus comparencias ante la prensa. Pero la derrota en el derbi ha encendido su lado más pasional, sin pararse a realizar públicamente la autocrítica necesaria después de una derrota tan dolorosa que, inevitablemente, por más que se trate de la tercera jornada, lo deja señalado.

Sus duras críticas a Gil Manzano, que podrían acarrearle una sanción, no fueron de hecho secundadas ni por sus pupilos (Banega llegó a dar al Betis como “justo vencedor”) ni por Caparrós, mucho más comedidos al referirse a la polémica acción que provocó la expulsión de Roque Mesa. Una jugada que para el ‘Mudo’ o Navas “decantó” el partido, aunque ninguno de ellos se manifestó “indignado” ni afirmó sentirse “muy perjudicado”, como aseguró el técnico soriano. Es más, el utrerano, un especialista en ponerle picante a este tipo de partidos, señaló incluso que Roque Mesa “podría haber actuado de otra forma” en una jugada “poco necesaria”.

Y es que, todos veían que el canario se encontraba excesivamente acelerado en un duelo de máxima tensión, por lo que el hecho de mantenerlo en el campo con una amarilla desde la primera mitad se antojó un riesgo excesivo que Machín no supo medir. Y ese, precisamente, fue uno de sus errores en un derbi en el que su equipo no estuvo a la altura, por más que hasta la expulsión el duelo fuese tremendamente igualado, con alternativas para cada uno y sin un dominador claro, aunque la posesión fue claramente para el Betis (62% contra 38%).

Lo sorprendente, eso sí, es que en el planteamiento inicial del soriano se viese a un Sevilla que salió a verlas venir, confiando toda su suerte a una galopada de Navas por la derecha. Luego, a partir del primer cuarto de hora, mejoró, pero en la práctica, apenas se le vio en ataque en todo el partido, como refleja el hecho de que apenas ejecutase ocho disparos, dirigiendo entre los tres palos tan sólo dos (el rival tuvo 11 intentos y tres a puerta).

Esa pobre puesta en escena, sin embargo, no fue mejorada por Machín con los cambios. Es más, el de Gómara no tuvo una acertada lectura del partido. No supo cambiar ni corregir los defectos de un equipo que sufría con los espacios que se generaban entre su línea de centrales y los dos mediocentros y que, en ataque, no hallaba alternativas a la falta de espacios para Navas.

Lo primero, Machín intentó corregirlo con Gonalons, metiendo un centrocampista más y prescindiendo del ‘Mudo’ para variar su dibujo, algo que no había hecho nunca hasta ahora, lo que demuestra que estuvo más pendiente del rival que de sí mismo. En la parcela ofensiva, en cambio, decidió no tirar de Ben Yedder, pese a su indudable olfato goleador, y apostó por la velocidad de Aleix y Promes demasiado tarde, después de que tampoco reaccionase al hecho de quedarse con un hombre menos, dejando pasar los minutos con un equipo cada vez más metido en su campo y sin piernas para salir.

Errores que, en definitiva, bien merecen una autocrítica. Pero le pudo más su enfado. Puede que su inexperiencia en los derbis le jugase una mala pasada. Dentro y fuera del campo...
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram