El Sevilla se crece en su competición

Lejos de la imagen contemplativa de muchas y muchas salidas a lo largo de esta temporada, el Sevilla saltó al Olímpico de Roma sin complejos y enchufadísimo, en busca desde el minuto uno de ese gol que es oro puro en las eliminatorias. Ya dijo Machín en la previa que el problema no está en las piernas y sí en la cabeza, por lo que apostó por su once de gala, con los 'agotados' Banega, Sarabia y Mudo en la sala de máquinas. Un trío de 'jugones' que ha ofrecido los mejores momentos de fútbol de este Sevilla y que ayer volvieron a ser clave para que el balón fluyese en una de las mejores primeras partes a domicilio en mucho tiempo.

Queriendo siempre el balón, el cuadro hispalense presionaba con intensidad muy arriba y robaba cerca del área local para embotellar a su rival en un gran arranque. El campo se volcaba hacia el campo de una Lazio que sólo salía con rápidas transiciones, buscando siempre a un intermitente Luis Alberto. Pero el Sevilla se mostraba firme en defensa y vivía un partido cómodo que en apariencia se iba igualando, aunque en la práctica sólo pareciera una estrategia para hacer que los italianos saliesen de la cueva y 'matar' a la contra.

Así sucedió mediado el primer acto. Lo más difícil estaba hecho y ahora el plan no era otro que controlar la situación a través de la posesión, sabiendo fajarse para capear el previsible arreón de la Lazio al comienzo de la segunda mitad y seguir llegando con facilidad a poco que se apretaba. Es más, sólo se sufrió mínimamente a balón parado y la sensación que queda es que la falta de acierto impidió que un gran resultado fuese brillante.