Que el Barcelona sólo ha marcado un gol en sus últimos tres partidos oficiales sí que es noticia, aunque no tanto para que la palabra crisis se instale en un equipo que sigue más que vivo en las tres competiciones que disputa. Líder sólido en LaLiga, sobre todo porque sus perseguidores han flaqueado casi a la vez que él, deberá ganar o empatar a más de dos goles el próximo miércoles en el Santiago Bernabéu para disputar una nueva final de la Copa del Rey, al tiempo que el 0-0 en Lyon no pone ni mucho menos en riesgo su avance hacia los cuartos de la Champions League, absoluta prioridad esta campaña para los azulgranas.
La experiencia más reciente en el Sánchez-Pizjuán es un aviso a navegantes para Ernesto Valderde, que ya sabe que con la ‘unidad B’ no le da para batir a un Sevilla habitualmente extramotivado frente a los culés y que se transforma para bien normalmente en Nervión. Bien es cierto que el Barça suele ser más reconocible en el torneo de la regularidad, donde, entre bajas obligadas por lesión y un simple reparto de cargas de trabajo, el ‘Txingurri’ alineará un once cercano al de gala. Las dudas, como siempre, en el ocupante del carril derecho y el tercer elemento de la medular. El choque ante el Olympique induce a pensar en que Coutinho y Arturo Vidal entrarán, con alguna opción, más remota, para Umtiti (que debe recuperar la forma) o Malcom.