Se avecina un verano movido en la planta noble del
Sánchez-Pizjuán. Dos años después,
Monchi vuelve a estar al mando de las operaciones y está decidido a darle un vuelco a la actual plantilla, necesario después de dos planificaciones deficientes que han dejado carencias evidentes en el equipo.
Ya advirtió, tras evaluarlo en profundidad, que falta “físico y calidad”. Y a por ello se ha lanzado el de
San Fernando, que pretende elevar el listón de un
Sevilla que en dos años irregulares se ha clasificado para
Europa, si bien el gran objetivo será volver a la
Champions y pelear por títulos.
De momento, el primer fichaje de la nueva era del isleño al frente de la dirección deportiva ya tiene nombre. El brasileño
Diego Carlos viene a reforzar el eje de una zaga que se verá casi al completo remodelada, como el centro del campo, si bien se trata, en realidad, del segundo de una lista que inauguró en enero el delantero israelí
Munas Dabbur y que se alargará de forma notable conforme avance el mercado estival, con
Joan Jordán o
Bourigeaud como los más cercanos en estos primeros compases.
Pero también habrá salidas. Muchas. En torno a doce, como ya publicó este diario. Ya han dicho adiós, de hecho, los cedidos
André Silva,
Marko Rog y
Gonalons (con mínimas opciones de seguir) y
Mercado, que acababa contrato y se ha marchado a
Qatar. Le pueden seguir
Arana,
Kjaer,
Nolito,
Franco Vázquez,
Aleix Vidal,
Amadou,
Gnagnon... y los tres pilares del pasado curso:
Ben Yedder,
Sarabia y
Banega.
Probablemente,
Monchi se refería al caso de estos tres últimos futbolistas cuando avanzó que habría “decisiones difíciles” de entender por parte de la afición. Pero su apuesta es firme, como ha demostrado al firmar a
Lopetegui en contra de la opinión generalizada del sevillismo. Y, además, cuenta con el aval de que ya obró una revolución similar con un éxito incuestionable, siendo ese el espejo en el que bien podría mirarse.
Fue en el verano de 2013. Como ahora, el equipo venía de un par de campañas irregulares, peores incluso, pues enlazó dos novenos puestos consecutivos. Por ello,
Monchi atajó el toro por los cuernos y no tuvo reparos en vender al único hombre-gol del equipo,
Negredo, y al gran abanderado del mismo,
Jesús Navas. Ambos se fueron al
Manchester City a cambio de unos 45 millones de euros. También se largó
Kondogbia, que dejó 8,5 kilos de su cláusula de 20, al ser un negocio compartido con
Doyen, y otra pieza importante como
Gary Medel por 13. A ellos se unieron ventas menores como las de
Campaña (2),
Luna (2) y
Emir Spahic (0,4), pero también se hizo negocio con un joven
Luis Alberto por el que el
Liverpool pagó 9 kilos.
En total, más de 90 millones fruto de ocho traspasos, con los que
Monchi fue al mercado para fichar a una nueva columna vertebral. Y su acierto bien que lo agradeció la historia sevillista. Aterrizaron
Carlos Bacca (7 millones),
Kévin Gameiro (10),
Iborra (6),
Vitolo (3,5),
Nico Pareja,
Carriço o
Mbia (cedidos). En definitiva, la base de la segunda época dorada de este siglo.
También llegaron otras apuestas con menos protagonismo posterior como
Jairo (2,5),
Cristóforo (2,2),
Rusescu (2,5),
Diogo Figueiras (1),
Cheryshev (cedido) y
Marko Marin (cedido). En total, 13 refuerzos, a lo que habría que sumar la ejecución de la opción de compra por el meta
Beto, que había llegado del
Braga el enero anterior, amén de la vuelta de
Javi Varas del
Celta.
Además, a las ocho salidas antes mencionadas hay que añadir otros cuatro jugadores que se fueron libre, entre ellos una institución como
Palop, además de
Alexis,
Acosta y
Bernardo, que venían de cesión, así como otras seis bajas por préstamos:
Botía,
Manu del Moral,
Babá,
Stevanovic,
Hervás y
Guarente.
En total, 18 salidas, lo que redujo a diez, en la práctica, los supervivientes del curso anterior (incluyendo a
Beto):
Fazio,
Fernando Navarro,
Coke,
Rakitic,
Alberto Moreno,
Trochowski,
Reyes,
Perotti y
Cala (estos dos últimos acabaron saliendo en enero). También seguían en nómina pero no jugaron
Maduro, a quien no se pudo colocar hasta mitad de curso, y
Cicinho, que se pasó casi todo el curso lesionado.
Sin duda, la mayor reestructuración llevada a cabo por
Monchi, que desembocó en la tercera
Europa League, la primera de las tres consecutivas logradas a las órdenes de
Emery. Un brillante espejo en el que el isleño debe buscar ahora la inspiración.