La venta de Joaquín Correa fue extraña. Tan innecesaria como precipitada. El Sevilla FC, con
Caparrós, Gallardo y Marchena en la secretaría técnica, rastreaba el mercado despesperadamente en busca de un segundo delantero, tipo Portu, mientras
Pablo Machín desperdiciaba durante la pretemporada
al 'Tucu' como carrilero.
Así acabó el argentino, por unos 15 millones, en Italia y
Quincy Promes, por 20, en Sevilla. Y eso que
Correa vale muchísimo más para jugar por dentro que el holandés, un extremo puro y tan buen jugador como mal fichaje para aquel extinto proyecto. No en vano, el futbolista criado en Estudiantes está actuando tanto de mediapunta como de delantero en la SS Lazio, con la que ha firmado
cinco goles en los últimos cinco partidos.
Su cotización, claro, está subiendo como la espuma (su pase cuesta
28 millones de euros, según
Transfermarkt). Y sólo tiene
25 años. "
Mi referencia siempre ha sido Kaká, que hizo muchos goles llegando desde atrás. A mí me gusta estar lo más cerca de la portería posible, para intentar ser decisivo. Trabajo para convertirme en un líder. En Roma me sentí a gusto inmediatamente. El gol en la final de la Copa ante el Atalanta y los tres que le hice al AC Milan fueron emocionantes", ha declarado a
Lazio Style Channel el exnervionense.
En en Sevilla muchos le acusaban de ser más efectista que efectivo, y realmente era así, aunque era fácil apreciar que
el 'Tucu' tenía lo más importante: las condiciones. El resto era
cuestión de disciplina y madurez. Cuestión de tiempo, en definitiva. Y ya está aflorando: "He cambiado mi mentalidad; ahora soy otro jugador. Antes pensaba en hacer mi juego, pero
ya pienso en el resultado, en ser más efectivo".
Correa dice que
la selección argentina sigue siendo su "sueño" y no parece tener mucha intención de moverse en una Lazio en la que triunfa junto a
Ciro Immobile ("tenemos una gran relación") y
Luis Alberto: "Me gusta todo de Roma".
@SC_ESPN