El plantel del Sevilla FC celebrando el gol de Unai Núñez en propia puerta. - Isabel MoralesIsabel Morales1 min lectura
Con un Athletic tácticamente superior, el Sevilla sólo encontró una vía para hacerle daño y ésta fue su banda derecha, en la que Navas, pero sobre todo Lucas Ocampos, encontraron el resquicio para penetrar la férrea defensa bilbaína.
El argentino aparecía no sólo por el costado. No tenía reparos en subir lo que hiciera falta para dar salida al balón cuando el equipo estaba atascado y aún le quedaban fuerzas para llegar hasta línea de fondo, desde donde cada acción era sinónimo de peligro.
En una de sus cabalgadas, superada la media hora de partido, generó la mejor ocasión del Sevilla en la primera mitad, pero el meta bilbaíno rozó lo justo su centro-chut para evitar el empate.
Ya en la segunda mitad, con el equipo reorganizado, y con todo el juego volcado por su banda, el atacante argentino volvió a plantarse en la línea de fondo, desde donde se sacó un servicio que Unai Núñez terminó metiendo en propia puerta. Incluso se fajó en defensa, vio la quinta y no estará en el Bernabéu.
Isabel Morales1 min lectura