Desde hace un año, el 2 de diciembre dejó de ser una fecha más en el calendario para
Pepe Mel. No en vano,
hoy se cumplen 365 días desde que el Betis decidió destituirle, poniendo fin así a tres temporadas y media en las que el madrileño se convirtió en un auténtico símbolo para la afición, consiguiendo de manera consecutiva un
ascenso a Primera (10/11), una
permanencia (11/12) y una
clasificación para la Europa League (12/13).
Sin embargo,
todo se torció durante las 15 primeras jornadas de la 13/14, en las que el equipo no dio la talla y se hizo dueño de un ´
farolillo rojo´ que ya no soltaría. Esta vez, a diferencia de campañas anteriores, no hubo reacción que salvase al técnico, que dijo adiós, pese a que la grada jamás pidió su cabeza, después de empatar a dos en casa contra el Rayo Vallecano.
Curiosamente, comenzó entonces a caerse ese castillo de naipes en el que se había convertido el club verdiblanco, ya que los datos hablan por sí solos. Tras él han pasado por el banquillo cuatro técnicos más y ninguno logró consolidarse en el puesto.
Juan Carlos Garrido, su sustituto, apenas duró poco más de un mes, dejando su sitio a un
Gabriel Humberto Calderón que, más allá de liderar una mínima reacción, poco pudo hacer para evitar el descenso más sonrojante que se recuerda por Heliópolis.
Aunque la cuenta no acaba ahí. En verano llegó
Julio Velázquez para ser la cabeza visible del proyecto que debía lograr el ascenso. Pero, como a sus predecesores, los malos resultados terminaron condenándole hace una semana. Su relevo ha sido
Juan Merino, quien ejerce como técnico interino a la espera de que los acontecimientos
decidan si se queda o deja su sitio a Serra Ferrer o el propio Mel, que cerraría de este modo el círculo.
No obstante, los cambios también se han multiplicado en los despachos. Por ejemplo, en la
dirección deportiva, que quedó huérfana tras el adiós de
Vlada Stosic el 22 de diciembre.
Sergio Fernández, segundo de Garrido, ejerció de ´apagafuegos´ unas semanas, marchándose con el mercado invernal todavía abierto.
Más tarde, en mayo, la entidad apostaría por
Alexis, inicialmente como secretario técnico. Sea como fuere, la imposibilidad de que
Serra Ferrer se convirtiese en director deportivo y las infructuosas negociaciones que se mantuvieron con Cardeñosa depararon el ascenso del canario a inicios de la presente temporada, fichándole como segundo de a bordo a
José Luis Molina, que vino del Murcia.
Igualmente, la presidencia no ha sido ajena a esta vorágine de sustituciones.
Miguel Guillén se fue en la Junta General Extraordinaria del 29 de marzo, siendo su sucesor
Manuel Domínguez Platas, que también dejó el barco la semana pasada, dando paso a
Juan Carlos Ollero.
Y a todo esto habría que sumar hasta
11 fichajes entre invierno y verano,
16 bajas, el
regreso de tres cedidos y la irrupción de canteranos como Ceballos y Varela. Datos que, en definitiva, demuestran lo mucho que ha cambiado el
Betis en sólo un año.