Ha sido siempre y será la
Copa del Rey un torneo especial para el
Betis. Esta competición ha regalado a sus aficionados algunas de las noches más mágicas de su centenaria historia. Por ello, cada nueva edición ofrece una oportunidad para la ilusión, pero también, como en este caso, obliga a evaluar la amplitud del banquillo, el fondo de armario del equipo heliopolitano, que tiene la
Liga como objetivo prioritario.
Por ello, el de este miércoles ante el
Sporting de Gijón, en la ida de los dieciseisavos de final, se presenta como un certero test de nivel para la plantilla que confeccionó el pasado verano
Eduardo Macià en su primer proyecto como verdiblanco. De las nueve caras que arribaron a Heliópolis en verano, sólo
Joaquín,
Westermann y
Petros están jugando de forma habitual cada fin de semana. El resto, bien por lesiones, bien por falta de oportunidades, apenas ha aparecido.
Ante los gijoneses,
Mel podría alinear a varios de ellos, que, inevitablemente, se someterán al juicio de la grada. De su actuación, de la imagen que den, dependerá, en buena medida, la valoración final a la planificación que el valenciano diseñó, de la que ya han reconocido abiertamente tanto Mel como él que se cerró sin la necesaria incorporación de un extremo zurdo.
Carencias aparte, el miércoles, jugadores como
Van der Vaart, Ricky van Wolfswinkel, Pezzella o, incluso,
Tarek testarán su rendimiento.
El examen no será sólo para los fichajes, aunque sí principalmente. De hecho, los cambios podrían afectar a todas las líneas del campo, empezando por la portería, donde
Dani Giménez dará descanso a Adán. El gallego asume sin problemas que la
Copa es su torneo, consciente de la gran temporada que está haciendo el mejoreño, además.
En la línea de cuatro podrían aparecer nombres como los de Jordi -debutó ante el Levante-,
Pezzella -del que la afición aguarda muchas dudas- o, en menor medida, el central tunecino
Amro Tarek -que aún no se ha estrenado en una lista de convocados-. La presencia de
Vargas, cuya recuperación, en palabras del entrenador, va al ritmo que marca el propio jugador, es toda una incógnita. En ataque, Mel podría repartir minutos entre
Van der Vaart, que agradecería coger un poco de ritmo competitivo, y
Van Wolfswinkel, al que la sombra de
Rubén Castro se le hace demasiado alargada.
Sobre otros futbolistas de la plantilla como
Xavi Torres,
Portillo o
Molina también recaerán muchas miradas, más si cabe por el hecho de jugar en casa, donde el equipo no ha dado muy buena imagen este curso. Lo dicho, al
Betis y a
Macià le llegan ya los parciales de diciembre.