Adán, el salvador del derbi

Buena parte de culpa de que el derbi acabara con 0-0 la tuvo Adán. Sus dos apariciones ante Gameiro son la imagen del partido de ayer. Porque el encuentro podría haber sido muy diferente sin ese pie salvador en el minuto 11 ante el galo, y basta con mirar los antecedentes con goles tempraneros del Sevilla para comprobarlo. Pero ahí estuvo el mejoreño, consagrado como el hombre del partido en esa acción y en un segundo mano a mano en el que también le hizo la portería muy pequeña al delantero sevillista.

El guardameta verdiblanco se ha ganado con sus actuaciones el estatus del que goza entre la afición por su línea regular desde que llegó y ayer se lució en una de sus especialidades: el duelo a solas con el delantero.

Ahí sabe agigantarse, cerrar todas las puertas e impedir al punta pensar con claridad cuando más lo necesita. Con sus paradas, Adán se ganó el derecho a dormir a pierna suelta. Las pesadillas las mandó al otro barrio.