Las notas de Hugo

A tontas y a locas

A tontas y a locas
- Hugo Salazar (24/01/2016)
Hugo SalazarHugo Salazar3 min lectura
El título de este artículo se debe a una frase muy antigua que se encuentra ya en Don Quijote en los versos truncos. Significa “hacer una cosa con desbaratamiento, sin orden ni concierto”. Y el sentido adverbial de la expresión le viene que ni pintado a este Betis, porque las malas noticias se suceden una detrás de otra. A todo un carrusel de despropósitos acontecidos semanas atrás, hay que sumarle un episodio extraño y vivido demasiadas veces en un espacio tan corto de tiempo para el club de las trece barras, ¨raro, raro¨, diría aquel. Se lee, se dice, se escucha que el presidente, Juan Carlos Ollero, ha decidido dimitir de su cargo, que ya no aguanta más. ¿Cuándo caerán las buenas noticias en el Betis? Todo lo pensado desde la última asamblea parece utópico en este club, ya que no se da una a derechas… Y lo grave de la situación es que a más de uno, no solo a mí, les sonarán todas estas cosas que están ocurriendo a círculo vicioso, a pescadilla podrida que se muerde la cola, a El Día de la Marmota en verdiblanco… a crónica de una muerte anunciada. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que un servidor se coma sus palabras, y créanme, lo haría gustosamente.
Deportivamente, que tendría que ser el único discurso posible, el Betis se enfrenta hoy a un gigante de guante blanco, el Real de Madrid, como bien dicen mis queridos amigos de Radio Sevilla. Quizás no sea el mejor día para remontar el vuelo, pero tampoco lo era en El Madrigal y casi nos traemos los tres puntos. Merino a lo suyo, trabajar, trabajar y trabajar, y oídos sordos a la quiniela de entrenadores, chapó. No le es indiferente, pero él sabe perfectamente que no ha habido técnico en este club que se juegue tanto en tan pocos partidos, vaya papeleta.
Y así es el Betis, señores, un club singular y a veces vulgar. El equipo más grande del mundo capaz de empequeñecer cualquier ilusión. Un dogma de fe para sus miles de fieles, a veces hereje en sus decisiones. Un Betis al que se le ama por encima de todas las cosas, aunque a veces se piense ¨En un lugar de Heliópolis de cuyo nombre no quiero acordarme…¨. En fin.
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