Hoy se cumple el primer aniversario de
Eduardo Macià al frente de la dirección deportiva del
Betis y, probablemente, también el último, pues el club prepara la salida de valenciano y negocia desde hace tiempo la llegada de su sustituto.
Un año en el que
Macià ha visto de todo, desde juntas de accionistas calientes a un relevo en la presidencia. En el plano deportivo, también la destitución de un entrenador, Pepe Mel, y la llegada de Merino. Curiosamente su adiós podría anunciarse justo después de conseguir el único objetivo previsto para esta 15/16, que no es otro que la permanencia que el
Betis espera atar en su partido contra el Levante mañana sábado.
La falta de confianza en la gestión del valenciano tanto de
Ángel Haro como de López Catalán derivadas de algún encontronazo por la forma de manejar la parcela deportiva, han sepultado las opciones de
Macià, al que restan tres años de contrato y cuyo despido costaría 500.000 euros, de continuar en el
Betis, club al que llegó tras una buena trayectoria que le llevó desde Valencia a Florencia pasando por Liverpool. También él trabaja en su próximo destino.
La andadura de
Macià llegó con fichajes sonados, Van der Vaart y Van Wolfswinkel, apuestas personales, Pezzella Petros o Tarek, y otros nombres que se han asentado en el equipo como Westermann o Vargas, además de Joaquín, la guinda del pasado verano. El equipo cumplió en la primera vuelta hasta el estallido de Mel y para la segunda arribaron Musonda, quizá su fichaje más sonado, además de Damiao, incorporación polémica, y Montoya.