Nada más llegar al Betis,
Miguel Torrecilla prometió que llevaría a cabo una profunda renovación de la plantilla verdiblanca y apenas un par de meses han hecho falta para comprobar que no iba de farol. En este tiempo, ha cerrado siete incorporaciones (
Durmisi, Jonas Martin, Nahuel, Musonda, Mandi, Felipe Gutiérrez y Sanabria) que han convertido al conjunto heliopolitano no sólo en uno de los principales animadores del mercado, sino también en el quinto que más dinero ha gastado hasta ahora, con una inversión de
20 millones que apenas superan Sevilla (20,5), Real Madrid (30), Barcelona (44,75) y Atlético (48,2).
Aunque el dato que da aún mayor importancia al desembolso que se está haciendo en
La Palmera es que habría que remontarse mucho tiempo atrás para ver otro mayor. Concretamente, al verano de
2008, cuando se destinaron 25,2 kilos de las arcas verdiblancas a refuerzos como Emana, Sergio García, Nélson, Mehmet Aurelio, Monzón y Juanma, quienes, pese a todo, no pudieron evitar que las cosas se torcieran en Liga hasta el punto de tener que reclutar en enero a Oliveira, que hizo subir el coste de las incorporaciones hasta los
34,2 millones de euros.
Sea como fuere, aquello tampoco permitió evitar un descenso que inició un cambio radical de tendencia que siguió agudizándose con la entrada en
ley concursal. A partir de ahí, las planificaciones se basaban en la búsqueda de jugadores libres y las cesiones, con gastos en torno a los tres millones de euros de media.
Cierto es que hubo dos excepciones a esta dinámica. La primera, en la campaña 13/14, cuando el retorno a
Europa provocó una importante renovación de la plantilla que hizo que la inversión subiese hasta los 4,85 kilos. Y como también ocurrió en la 08/09, esto se tradujo en un fracaso que obligó a buscar refuerzos invernales, entre ellos un
Baptistao por cuya cesión hubo que pagar 1,6 millones, elevando el global a 6,45.
Igualmente, la planificación de
Macià el curso pasado elevó el listón hasta los 8,85 kilos, cifra que no se vio incrementada en enero pese a las llegadas de Musonda, Montoya y Damiao, que vinieron como préstamos. Ahora, el miedo a gastar quedó por fin atrás.