Casi 30 futbolistas formados en Los Bermejales emigraron en la última década

Hay vida después de Heliópolis

Hay vida después de Heliópolis
Vadillo, Adrián, Pozuelo y Caro, algunos de los que han salido. - Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 7 min lectura
Es un punto de inflexión, para bien o para mal, en la carrera de todo canterano. Esos futbolistas que ansían convertirse en 'One-club men' como lo fueron Arconada, Julen Guerrero, Baresi, Sanchís o Puyol, pero que se ven obligados a emigrar en busca de cumplir sus sueños. Muchos no se adaptan al cambio, a dejar su casa deportiva, con lo que inician una diáspora con la que, al menos, conocer mundo y ganar dinero en lugares donde su calidad les permita sobresalir, volviendo en muchos casos a equipos españoles de divisiones inferiores para zanjar su 'morriña'.

Por desgracia, los ejemplos exitosos tras dejar Heliópolis se pueden contar con los dedos de una mano. Adrián, al que sí quisieron retener pero no pudieron, es el más señalado de la última década, cuando casi una treintena de producción casera abandonó la casa verdiblanca por fin de contrato, venta, préstamo o rescisión. Joaquín, otro de los que triunfó lejos de Sevilla, ha vuelto como 'hijo pródigo', otra solución para quienes tienen grabado en la piel el escudo de las trece barras, pero que no está al alcance de todos los que lo desean.

Con todo, una nueva hornada de canteranos sin miedo a la aventura empieza a fraguarse en Los Bermejales. Saben que hay vida más allá, hasta el punto de que empiezan a aprovechar las oportunidades que sí les conceden en el exterior. Tras los Pozuelo, Adrián o Cañas, que inauguraron esa dinámica, Álvaro Vadillo, José Antonio Caro y Francisco Miguel Varela, el trío de 'cachorros' que dejó el Betis el pasado verano, ha cogido el toro por los cuernos.

En el caso del de Puerto Real, ya lleva en el Huesca (con sólo doce jornadas de Segunda división y una ronda copera disputadas) más minutos (513) que en las dos últimas campañas juntas como heliopolitano (412), habiendo anotado, incluso, dos goles en ocho partidos de Liga. Todo eso después del infierno personal que supusieron sus dos gravísimas lesiones de rodilla (además, una en la izquierda y otra en la derecha). Una declaración de intenciones de quien, para muchos, era el jugador más talentoso que ha dado la Ciudad Deportiva Luis del Sol desde la irrupción de Joaquín.

En lo que se refiere a Caro, ya sabe lo que es buscarse las habichuelas lejos de su hogar. El estepeño ya triplicó el curso pasado en el Elche los guarismos de sus dos temporadas anteriores con el primer equipo bético (2.100 minutos en el Martínez Valero, por 787 aquí en la 13/14 y la 14/15). Ahora, en el Córdoba, el central y lateral derecho ha tardado en convencer a José Luis Oltra, pero ya acumula 645 minutos y dos tantos como jugador califal.

Algo más le está costando a Varela, si bien fue una petición expresa de Fernando Hierro, que le ha vuelto a dar confianza tanto de lateral como de interior zurdo. Lleva el de Atarfe 464 minutos (y dos asistencias) en el Oviedo, todavía lejos de su regularidad aquí.


Adrián, un error que no se perdonan
A la inmensa mayoría de los canteranos que se ha marchado en la última década se le dejó ir, aunque en el verano de 2013 hubo excepciones. Así, el Betis acudió tarde con Adrián y Cañas, que terminaron aceptando propuestas mejores de la Premier, también destino de un Pozuelo con el que se alcanzó un acuerdo amistoso. El caso del guardameta es el que más escuece en la planta noble del Benito Villamarín, ya que su ascensión desde entonces ha sido notoria. Lo cierto es que su crecimiento se esbozaba en la 12/13, cuando disputó 32 partidos de Liga en tierras hispalenses. Ya en el West Ham, el de Su Eminencia confirmó las mejores expectativas. No sólo se ha hecho fijo en el conjunto londinense, con el que lleva dos campañas jugando Europa League, sino que es reconocido en la Premier y acaba de ser llamado por primera vez por la selección española.


Pozuelo, un premio a la perseverancia
El Swansea pagó 510.000 euros por Alejandro Pozuelo en julio de 2013, confirmando el adiós de un ´enfant terrible´ que tuvo que salir por la puerta de atrás. Su primer año en la Premier, mientras estuvo Laudrup, resultó esperanzador (36 partidos, con dos goles y seis asistencias, entre todas las competiciones), pero emigró al siguiente, previendo un ostracismo del que no salió con Paco Jémez en el Rayo Vallecano. Aquella discontinuidad (apenas 572 minutos en una campaña completa como franjirrojo) no frenó al trianero, que aceptó una propuesta curiosa del Genk belga (dos años, más otros dos opcionales). Allí, el mediapunta es capitán general, como demuestran sus 58 partidos hasta la fecha como albiazul, con seis goles y una veintena de asistencias allí.


Los que no lograron levantar cabeza
Evidentemente, tras un descarte no siempre hay errores de los técnicos. En realidad, suele ser el propio rendimiento de los interesados el que justifica su marcha. Ocurre que, una vez zanjada la etapa verdiblanca, algunos lograron encontrar su sitio allende las fronteras hispalenses, si bien también son legión quienes no lograron levantar cabeza. Pasó con Sergio Rodríguez, de eterna promesa a militar en La Roda (en descenso en el Grupo IV de Segunda B), tras unas infructuosas cesiones a Lugo, Nàstic y Alcorcón. El caso de Nono es similar, alternando aventuras locales (Elche, UCAM Murcia) con otras exóticas (Sandhausen, Diósgyöri), todas ellas con más turismo que minutos. Algo más está jugando Ezequiel en el Békéscsaba húngaro -no le fue bien en Portugal-, mientras que otros 'emigrantes' como Doblas, Juande y Melli tuvieron, por lo menos, una mayor participación.
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