El esperado balance de Torrecilla

El esperado balance de Torrecilla
Miguel Torrecilla, durante una rueda de prensa. - M. H.
Óscar MurilloÓscar Murillo 3 min lectura
Ya pospuso en varias ocasiones su balance inicial a esta semana. No por contar con una mente cuadriculada, sino por su afán de ser justo antes de pedir lo mismo a quienes le juzgan a él. Una vez pasado ya el debut en Copa del Rey, Miguel Torrecilla comparecerá este mediodía (12:30 horas) en la Ciudad Deportiva Luis del Sol para analizar lo acontecido en este primer tercio de la temporada, marcado por la necesidad (a la que nunca se había enfrentado antes en su carrera en la elite) de obrar un viraje prematuro en el proyecto que lidera.

No en vano, el técnico por el que apostó el salmantino para abanderar la temporada de su desembarco en Heliópolis, Gustavo Poyet, solamente aguantó once jornadas en su cargo, siendo destituido y sustituido por un Víctor Sánchez del Amo que no defiende precisamente un ideario similar. Será ésta una de las cuestiones principales a las que será sometido este jueves el director deportivo bético por parte de los medios de comunicación, puesto que, polivalencia de la misma aparte, la plantilla que se construyó el pasado verano fue a imagen y semejanza del preparador charrúa, por lo que habría que determinar si casa también con el 1-5-3-2 que está poniendo en liza como dibujo estándar Víctor SDA.

Otro de los objetivos que perseguía el cambio de rumbo instaurado en el área técnica este curso era dotar al equipo de unas señas de identidad que estarían ahora en entredicho, razón por la que Torrecilla habrá de rendir cuentas. Porque, como poco, lo reconocible de este Betis ha cambiado con el relevo en el banco, circunstancia que redundará inevitablemente en los listones establecidos a tal efecto en forma de objetivos.


Luz y taquígrafos
Hasta la fecha, la transparencia del director deportivo heliopolitano ha sido sobresaliente. Y es que, dado el panorama que se encontró a su llegada (con muchas dudas respecto a los entresijos de la labor de su antecesor, Eduardo Macià), el otrora jefe de la planificación del Celta decidió pecar por exceso antes que hacerlo por defecto. En este sentido, Torrecilla ofreció pelos y señales de las operaciones realizadas en el mercado estival tan sólo unas horas después de que se cerrara esa primera ventana de transferencias, cifrando el coste económico de los movimientos de entrada y salida, así como las cláusulas de rescisión fijadas en cada uno de los casos.
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