El Betis, un barco del que nadie se quiere bajar

El Betis, un barco del que nadie se quiere bajar
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
La ilusionante temporada 2018/2019 que se avecina en Heliópolis genera un sentimiento contagioso en el vestuario del Benito Villamarín. En otros ejercicios, los jugadores que hubieran contado con menos minutos o que no gozasen de los galones esperados serían los primeros en buscar una salida, en aceptar ofertas antes de que les invitaran a hacerlo, admitiendo indirectamente su fracaso. Pero no está ocurriendo eso en el Betis, un barco del que nadie quiere bajarse y que, tras surcar los mares patrios con firmeza, afrontará ahora una singladura esperanzadora por aguas internacionales que no quiere perderse ninguno de los que formaba la primera tripulación a las órdenes de Quique Setién.

Especialmente reseñables se antojan los casos de Boudebouz, Camarasa y Tello, las tres incorporaciones más caras en el verano de 2017, únicamente superadas, en términos globales, por la de Marc Bartra en enero de este año, por el que los hispalenses desembolsarán 10,5 millones de euros. Tanto el franco-argelino como el valenciano costaron siete kilos cada uno, al tiempo que el catalán arribó a cambio de cuatro, unas inversiones que, como es lógico, generaron unas expectativas que ellos mismos son conscientes de que no correspondieron.

Incluso, el propio míster se refirió a todos a lo largo del ejercicio anterior, en el caso de Ryad, asumiendo su responsabilidad a la hora de no encontrarle el sitio adecuado en la alineación, lo que sí logró en la segunda vuelta, con el cambio al 1-3-4-2-1. En lo que se refiere a Víctor y Cristian, el preparador santanderino los puso públicamente como ejemplos de características que no casan demasiado con el estilo de fútbol practicado, pese a poner todo de su parte y ser grandísimos jugadores. Llamativo fue el enfado que refirió Setién del atacante de Sabadell por dejarlo fuera de la visita a Eibar, tras una charla en la víspera durante una sesión.

Precisamente, Tello ha sido el primero en apuntarse a la reválida, comunicando a su representante, José María Orobitg, que no escuche propuestas. Buena parte de culpa la tiene el clima que se ha creado en el vestuario bético, con un ambiente más familiar que profesional, pero también el empeño en demostrar que tiene mucho más en sus botas. Entiende el canterano del Barcelona que el máster que supone todo un año a las órdenes del técnico santanderino le servirá para convertirse en un extremo más completo, recibiendo el fichaje de Inui y el interés por otros atacantes de banda derecha como otro incentivo. No se puede quejar en cuanto a minutos (1.773, con los que ingresaría en el once de más usados) o partidos disputados (33, sólo superado por Joaquín, Mandi y Fabián), aunque Tello desea quitarse el sambenito de revulsivo (16 salidas desde el banquillo) y reivindicarse. Una fórmula idéntica a la que seguirá Boudebouz, quien, como avanzó ESTADIO en su última edición, ha rechazado cinco ofertas y manifestado su compromiso por redoblar esfuerzos y reverdecer los laureles que brotaron en Montpellier. Han sido 1.516 minutos (el jugador número 12), pero el internacional argelino quiere más.

Como Camarasa, quizás el más decepcionante de esta terna, sobre todo porque no cuenta con la coartada de las lesiones y desapareció del equipo en la segunda vuelta. Con todo, el mediocampista sumó 1.360 minutos (el 14º más utilizado), si bien se ha negado a marcharse al Celta o a un par de clubes de Inglaterra. Desea seguir y dar un golpe en la mesa.
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