Lucescu cuenta con la alegría brasileña en ataque y con la seriedad ucraniana en defensa. Se preveía un partido de transiciones. Es lo que plantea el Shakhtar, el escenario en el que se siente más a gusto. Le va la ida y la vuelta. Como Banega sabía que se desordenan tras la pérdida, verticalizó rápidamente en la acción del 0-1, que pasó por un primer toque de Gameiro antes de una gran acción de Vitolo. El canario perdió muchos balones, pero hizo un tanto, dio otro (fallado por el galo bajo palos) y provocó un penalti. El 0-1, sin embargo, despertó a la bestia. El Shakhtar se fue arriba con todo, dejando a veces un único defensa atrás y asfixiando tanto al Sevilla que los de Emery fueron incapaces de salir de su campo durante 35 minutos, dándole la vuelta al marcador y pudiendo irse al descanso con mayor ventaja aún.
Resultó extraña la ausencia de 'Kolo', siendo el defensa que saca mejor el balón para sortear la presión rival y el más rápido. Pese a ello, tras el descanso no entraron ni él, ni Krohn-Dehli (sobrecogedora su lesión) ni Iborra, una alternativa para salir directos e iniciar jugada desde arriba, evitando esas pérdidas tan peligrosas. Y no lo hicieron porque Banega gritó "aquí estoy yo". Dice Simeone que el '19' "hace ir arrinconándote paulatinamente con su juego", y eso fue lo que pasó. El argentino buscó espacios para recibir y el equipo comenzó a llegar terminando casi siempre las jugadas, cortando con presteza, cuando no, las contras locales. El Sevilla, que cerró la primera parte asfixiado, acabó la segunda pudiendo irse con un marcado todavía más positivo. Fue Banega: dijo "basta" y ahí apareció el campeón.
Carlos Pérez
