Han salido juristas para tratar de explicarlo, tiene aristas y límites por todos lados, pero si las partes quieren se hallará el resquicio legal para que haya un acuerdo. Y tanto Vitolo como el Atlético quieren. O al menos eso se intuía antes de que el TAS lo frenara todo y nos llevara a la situación actual.
Pese a las palabras de Castro y al deseo de Berizzo de retener al canario, el Sevilla sabía hace tiempo que Vitolo dejaría este verano el club. Como también sabía que será a cambio de 40 millones. Lo que le parece un precio justo y difícilmente alcanzable en cualquier otra temporada.
Y también una necesidad para atar al resto de estrellas del equipo, llámese N'Zonzi o Jovetic, al que se podría repescar por el dinero que pide el Inter. Y fichar a alguno de los que se quieren atar. La cuestión será la forma en que se articule su marcha y si esa será, como quiere el propio Vitolo, amistosa o acabará en una tormenta que le afecte en su relación con el público de Nervión. De momento, el ambiente está caldeado. Nadie lo quiere ver de rojiblanco, pero ¿quién lo puede evitar?
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