Como si de un Gobierno de concentración se tratase, el Sevilla ha unido en un mismo 'pack' a todos sus recursos para intentar sacar adelante una temporada que iba para histórica y que puede acabar en descalabro mayúsculo.
Las pocas voces críticas que la llegada de Caparrós pudiera encontrar, por apenas tener tiempo para conocer el equipo, las han acallado poniéndole junto a él hasta tres hombres que estaban en la casa y que saben lo que se cuece ahí. Puede parecer una locura darle el mando en esta crisis a un grupo tan amplio, pero al frente de él se encuentra el técnico con el que se inició todo (Caparrós), un entrenador con el que ya trabajó (Álvarez), los dos preparadores de la casa que mejor temporada han hecho (Marchena y Gallardo)...
Un grupo heterogéneo que tiene algo en común: su sevillismo. Eso debe valer.
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