Cuando acudimos a la playa o a la piscina a refrescarnos, lo hacemos buscando un rato de expansión y relax. Pero si al hecho de despejarnos le añadimos la adrenalina que quemamos al arrojarnos por los toboganes de un parque acuático, la combinación puede ser muy divertida.
A veces se llega a cotas extremas de temeridad ,como la que alcanzó este bañista, bajando a toda velocidad un tobogán, ¿qué riesgo correrá? ¡Atentos!