No era nada malo el planteamiento del Betis en la tarde de ayer en el Vicente Calderón. No en vano, hasta el minuto 37 el Atlético apenas había asomado por la portería de Adán y le discutía la posesión el conjunto de Simeone. Sin embargo, un despiste, y adiós a todo lo trabajado durante la semana.
El equipo desconectó y pudo encajar cuatro goles en apenas diez minutos que solo fueron dos. Y el intento de reacción en la segunda parte se quedó en eso, una mera intención. Ahí fue cuando el Betis volvió a demostrar que aún es frágil mentalmente. Había crecido con Merino, pero vio el objetivo cercano hace un mes y se relajó.
Consecuencia: tres jornadas consecutivas perdiendo, con el peligro que ello conlleva. Debe despertar este Betis si no quiere verse envuelto en una pesadilla de la que puede resultar muy difícil escapar... Debe despertar porque hay equipo para ello. Tocará demostrarlo ante el colista, y en casa, una ocasión pintiparada para despejar viejos fantasmas.
Fernando Ruiz
