Luis Enrique: "Soy así de gilipollas"

No ha hecho falta que nadie se lo diga. Luis Enrique se ha definido a sí mismo en la rueda de prensa en la que su orgullo, su prepotencia, su mala educación, le han impedido pedir disculpas al periodista al que intentó ridiculizar por apellidarse Malo (Víctor Malo, del Diario Gol). El ´Diccionario de uso del español´ de María Moliner no deja lugar a la duda. Gilipollas: "Tonto, estúpido. Se aplica como insulto a la persona que enfada o molesta con lo que hace o dice". Luis Enrique se autodefinió al intentar justificar la complicada situación en la que se encuentra su equipo, que ha desperdiciado una amplísima ventaja y ahora ve peligrar el título de Liga: "A mí me va el ritmo y la adversidad, soy así de gilipollas". Cambia el contexto pero el mensaje es el mismo. El desprecio de Luis Enrique a la prensa no es nuevo, circulan por la red otras muchas burlas sin gracia de un técnico cuyo comportamiento no está a la altura del club que representa.

Según ha confirmado el propio Víctor Malo, el Barça sí ha contactado con la dirección del diario en el que trabaja, un gesto que honra al Barcelona y empequeñece aún más la figura de Luis Enrique. No hay el más mínimo sentido del corporativismo en estas líneas porque en el periodismo, y en casi todas las profesiones, cada cual vela por sus propios intereses. De hecho, Luis Enrique se merecía el desplante -imposible- de todos los compañeros o, al menos, que alguno le hubiera repetido -difícil por lo espontáneo del momento- la misma pregunta de Víctor Malo: si la condición física estaba relacionada con los malos resultados. No hizo falta, en todo caso, ni una cosa ni la otra. Mejor así porque sus dos intervenciones le autorretratan. Suele pasar. La condición de cada persona sale a relucir en los momentos difíciles. Si en la adversidad o en una situación de presión te equivocas, siempre tienes la opción de pedir disculpas. Si fallas en todo lo anterior es porque no te han enseñado algo que no se compra: la clase, la categoría, las mínimas normas de cortesía. ¿Qué soy entonces? En el origen de todo, en el titular, se encuentra la respuesta.