Crisis profunda o bache del Sevilla de Sampaoli

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Crisis profunda o bache del Sevilla de Sampaoli
La crisis del Sevilla de Sampaoli. - Joaquín Adorna
En tan sólo una semana, la 'semana negra' de la temporada, el Sevilla ha pasado de ser el equipo revelación de la Liga a un conjunto en crisis que ha perdido la valiente apuesta ofensiva en su fútbol y que ve peligrar la tercera plaza a la que también aspira un Atlético de Madrid muy bien trabajado y más en forma. De candidato al título y aspirante a poner en jaque a los poderosos en la Champions, a equipo plagado de dudas que debe reencontarse con su identidad. ¿Por qué?

Quizás estemos ante el típico bache que sufren todos los equipos en algún momento del año. El clásico bajón afecta ahora al Sevilla. El problema es que la caída en el rendimiento ha llegado en el momento crucial, en ese último tercio en el que se deciden realmente las competiciones. No menos clásico es otro defecto más vinculado a lo anímico que a algún dato objetivo. Siempre hay que contar con el tan traído y llevado estado de ánimo. Los jugadores han perdido el optimismo y la ilusión por ganar, por dominar, y viven encorsetados por el miedo a fallar y a perder. 

De intentar superar líneas rivales asumiendo riesgos en la posesión, se ha pasado al temor a cometer pérdidas en zona de peligro y, en consecuencia, a buscar el fútbol directo a contraestilo, sin un delantero referencia. La falta de confianza se ve reflejada en el fluir del juego. El Sevilla ha perdido la frescura, el descaro, el sello que tantos elogios acumuló. Aunque la lentitud en el desarrollo del juego ha sido una constante por el ritmo pausado que casi siempre impone Nasri, casi nada queda de la velocidad y los rápidos movimientos automatizados con los que el Sevilla hacía daño a sus rivales.

El rendimiento de futbolistas franquicia, como NasriN'Zonzi, RamiVitolo o Mariano, ha bajado considerablemente. Tal vez por la acumulación de minutos, aunque el problema del Sevilla no es físico. Es más de fútbol, de ideas, que de piernas. En un reciente reportaje publicado en ESTADIO Deportivo, quedaba claro que el equipo hace prácticamente los mismos kilómetros, o más, que en el arranque de la Liga. Más que agotamiento, que no aparece en las estadísticas, se perciben desajustes y errores tácticos gravísimos, tanto en ataque como en defensa, y tanto colectivos como individuales.

La Champions ha despistado, ha descentrado el ilusionante foco de la Liga de Campeones. En la gestión de los recursos, el técnico argentino dejó a sus mejores hombres para el partido de vuelta ante el Leicester y, finalmente, le salió mal la jugada: perdió puntos en Liga y el pase a cuartos en la eliminatoria europea. El golpe moral tras tantas expectativas creadas ha sido fuerte y se ha podido ver reflejado en el Calderón.

También ha estado descentrado Sampaoli, entregado a los cantos de sirena de la prensa nacional y al presunto interés del Barça tras el anuncio de la marcha de Luis Enrique. Se ha equivocado en sus últimas decisiones, que están en esa fina línea que divide la genialidad y la extravagancia. Si los jugadores se ponen de acuerdo para lanzar un penalti sobre el terreno de juego y meten los seis últimos, diríamos que el técnico es un genio y su 'amateurismo' una divinidad. Como se han fallado, sólo se puede afirmar que no es de recibo que en un equipo profesional, con tantos millones en juego, no estén asignados todos los posibles lanzadores de penas máximas. Tampoco es normal ver a Escudero deambulando por el centro del campo ante el Atlético, destapando los errores en fichajes -como Ganso- que no han funcionado.

En la planificación, de la que es responsable el director deportivo, Monchi, también ha habido errores. Aunque las carencias en la punta del ataque se han intentado tapar con la llegada de Jovetic en el mercado invernal, el Sevilla no cuenta con un delantero 'Top', 'Clase A', que garantice una importante cifra goleadora y que marque diferencias en partidos que se deciden por pequeños detalles. Lo tienen, obviamente, el Barça, el Madrid y el Atlético de Madrid, con los que ha estado compitiendo pese a que los dos primeros le quintuplican en presupuesto y el tercero se lo dobla. Tampoco tiene un especialista, un lanzador de faltas. Pareja ha asumido ese papel, y tiene buen golpeo, pero chirría ver a un central como Rami ejecutando un libre directo en el partido más importante del año. 

La apuesta de Sampaoli ha mejorado los números de Emery y, sobre todo, ha mostrado en muchos momentos al Sevilla ganador, dominante, que quiere ver su afición. De momento, sin embargo, la versión no da para ganar títulos. La fe en Sampaoli atraviesa el peor momento desde su llegada. Hemos pasado de venerar al entrenador, de ponerlo en los altares, a querer enterrar el 'Sampaolismo', esa corriente en favor del fútbol ofensivo.

El presidente, José Castro, ya ha reiterado la confianza plena en el técnico y le ha ofrecido verbalmente la renovación. Éste, sin embargo, no responde y ya ha dejado entrever la importancia que para él tiene la continuidad de Monchi, quien, en cambio, va anunciando poco a poco su despedida con gestos y mensajes más o menos directos.

La peor duda que se cierne sobre el equipo, sin embargo, es si se trata de una crisis superable o si estamos ante un plantel poco trabajado en los entrenamientos, al que sus rivales le han tomado la matrícula y ya saben cómo hacerle daño obligándole a perder balones en zonas de riesgo. Eliminado en la Copa del Rey en octavos por el Madrid, perdió la eliminatoria en la ida (3-0 y 3-3 en la vuelta), y apeado de la Champions, el Sevilla todavía es tercero en la Liga con una puntuación histórica.

La incertidumbre se palpa en el ambiente. El tiempo nos dirá cómo acaba el ilusionante proyecto post-Emery. Ya sólo le queda la Liga, con un calendario cómodo en casa y muy duro a domicilio (tiene que visitar al Barcelona, al Valencia y al Madrid). Con una clasificación holgada para la Champions, el Sevilla de Sampaoli salvaría un primer año con muchos cambios, de filosofía y de jugadores. Pero está por ver si el equipo se recupera anímicamente en este parón, si regresa la buena suerte que le ha dado muchos puntos en momentos críticos, o si el Sevilla 2016-2017 está en una crisis profunda y va camino de un vertiginoso desplome. 
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