Respetando el 'copyright' al que él mismo hacía referencia en su comentario, lo ha definido
Pablo Blanco, director de la cantera sevillista: "Un Sevilla F.C. de 'Mentalidad A'" capaz de lo mejor. Un
Sevilla al que poco se le puede reprochar en su participación en la
UEFA Champions League, en ese 'sueño imposible' que arrancó el 16 de agosto de 2017 en la fase previa ante el
Istanbul Basaksehir. Ganó en la ida (1-2) y empató en Nervión (2-2) con un disparo postrero al palo de
Emre que retumbó en las gradas del
Sánchez-Pizjuán y que permitió el pase a una competición en la que el
Sevilla se ha ganado el respeto de toda
Europa. Aunque tuvo un borrón ante el
Spartak de Moscú (5-1), no cayó en Anfiel (2-2) ante un
Liverpool que luchará por ser finalista; y eliminó al
United de Mou (1-2) en
Old Trafford.Tuvo sus opciones el equipo de
Montella. Mereció mucho más en la ida y ha acabado eliminado marcándose dos goles en propia puerta y sin encajar ninguno en un impresionante estadio en el que el
Bayern se ha paseado sin perder en el último año y se ha proclamado campeón de la
Bundesliga goleando a casi todos sus rivales. Faltó lo que ha faltado toda la temporada: el gol. Envió
Correa un cabezazo al larguero cuando aún quedaba más de media hora para la conclusión del choque que habría dejado al
Sevilla a las puertas de unas históricas semifinales.
Sin gol y sin fondo físico resulta imposible competir al máximo nivel.
Montella, esta vez sí, refrescó a tiempo a su equipo.
Sandro pide minutos a gritos. Pone piernas, ganas, tiene pegada y calidad, y puede dar un respiro a futbolistas a los que se les nubla la vista con la acumulación de minutos.
David Soria estuvo a la altura de las circunstancias y a
Navas habría que hacerle un monumento por poner el alma en cada acción; el mismo que merece una afición que se rindió al orgullo que mostró el
Sevilla ante un gigante del fútbol europeo.
Sesenta años esperando para decir adiós a una
Champions para la historia de la que el
Sevilla se despide de forma notable. Con la 'Mentalidad A' desaparecen las dudas. La misma que debe sacar a los suyos
Montella en
LaLiga y en la final de
Copa.
Joaquín Adorna
