De hecho, este premio valenciano ha sido la carrera más vista nunca en España e Italia y la de mayor audiencia del año en la práctica totalidad de los países que emiten el mundial de
MotoGP.
Valentino
Rossi y Jorge
Lorenzo, ambos de Yamaha, llegaron a la última cita con opciones de ser campeones en MotoGP, pero con una ventaja de siete puntos para el primero, que finalmente no fueron obstáculo para que el español se hiciera con su tercer título de la máxima categoría del motociclismo mundial de velocidad.
Sin embargo, la pugna deportiva por este título se tornó en una auténtica guerra con tres bandos de por medio, puesto que en la penúltima cita del certamen, la disputada en el circuito de Sepang (Malasia), un incidente entre el español Marc Márquez y Rossi incendió el Mundial y lo abocó a un final dramático.
Como si de un guión de película se tratase, una acción en la que Rossi tiró al suelo a Márquez desembocó en el final de Mundial de mayor interés de la historia, con acusaciones de todo tipo y por todas las partes, con dos intensas semanas de por medio entre la carrera de Malasia y la de Cheste.
Si
Márquez acusó a
Rossi de una patada intencionada para derribarlo cuando ambos pugnaban en una curva por la tercera posición, el italiano, que ansiaba su décimo título mundial -octavo en la categoría reina-, denunció con vehemencia una presunta alianza española para que Lorenzo fuera campeón.
La acción de Rossi en Malasia -en la que reconoció su intención de sacar de la pista al Márquez pero nunca que le propinase una patada- se resolvió con una sanción de tres puntos en el carnet y con la decisión de que el piloto italiano saliese último en Cheste.
Con casi dos semanas de por medio entre ambas carreras, la tensión aumentó conforme se acercaba la cita definitiva y todas las partes defendieron con fervor sus teorías. Márquez afirmaba que Rossi debió ser castigado con mayor dureza, mientras que el italiano insistía en el pacto Lorenzo-Márquez.
La polémica alcanzó cotas de crispación inimaginables, hasta el punto de vivir un capítulo sorprendente pocos días después cuando unos periodistas italianos y Marc Márquez se enzarzaron en una trifulca en el propio domicilio del piloto.
A pesar de salir último, existía la certeza de que Rossi se situaría más pronto que tarde en la cuarta posición tras las Honda de Márquez y Dani Pedrosa y la Yamaha de Lorenzo, pero la gran duda radicaba en cual sería el orden entre los tres españoles, circunstancia clave para la resolución del título.
En esa situación, para ser campeón Rossi necesitaba quedar justo por detrás de Lorenzo, por lo que la actuación de las Honda era fundamental, del mismo modo que podría ser crucial la clasificación que determinaría la parrilla del domingo.
Así, Lorenzo completó un sábado perfecto al hacerse con la pole con récord en Cheste incluido, en una sesión en la que Rossi se fue al suelo, si bien poco importaba su posición al estar obligado a salir último.
La carrera no hizo otra cosa que incrementar la polémica, pues tras una fulgurante salida de Lorenzo y su control de buena parte de la prueba, el tramo final dio pie a que la teoría de conspiración entre los españoles fuera de nuevo utilizada por prensa y seguidores italianos.
En las últimas vueltas Lorenzo contaba con un ritmo menor que la Honda de Márquez, que iba segundo, a la vez que Pedrosa, tercero, se acercaba a su compañero de equipo para arrebatarle la segunda plaza del podio, si bien finalmente entraron en meta en esas mismas posiciones.
Una presunta falta de ambición de Márquez para intentar rebasar a Lorenzo en las vueltas finales fue utilizada por el entorno de Rossi para justificar el posible acuerdo Lorenzo-Márquez para evitar el éxito del italiano y que la polémica se prolongase días después de la carrera de Cheste.
Finalmente, la victoria y el Mundial fueron para Lorenzo, pero la resolución del campeonato dejó profundas heridas abiertas entre Rossi y los españoles Lorenzo y Márquez cuyas consecuencias se verán en 2016.
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