Carles Puyol, que se desplazó hasta Rusia en una campaña promocional del Mundial 2018, se vio envuelto en una situación tan absurda como incómoda. Y es que el otrora bravo central se detuvo con unas aficionadas locales para hacerse una fotografía y se llevó una sorpresa, al comprobar como una de ellas le golpeaba con un consolador en la cara.