No sé si alguien recordará cuando en 2007, en pleno apogeo de la etapa de los éxitos del Sevilla, le preguntaron al delantero de moda en Europa, el croata Eduardo da Silva, que por qué equipo le gustaría fichar y dijo que el Sevilla. Su caché tal vez era muy alto para lo que se podía permitir el club de Nervión, incluso en aquella época, de hecho fichó por muchos millones por el Arsenal, pero era significativo lo que su gran papel en la Europa League, sus clasificaciones para la Champions, su buen juego o su presencia de forma continuada entre los principales partidos con los que se exportaba la Liga le hacían un club apetitoso para culaquier jugador.
También recuerdo un tiempo anterior cuando jugadores como Van Persie, Gronkjaer... y otros de mucho menor caché se decantaban por otros clubes porque el Sevilla no les resultaba un equipo acorde a sus ambiciones.
La clasificación europea no es sólo la salvación para el club, como tantas veces hemos aludido, o la única forma de mantenerse entre los grandes, sino que los de Nervión se juegan de aquí a mayo, en gran parte, un caché y una aureola que aún sigue conservando en Europa. Si no, los Rakitic, Medel, Diego López... hubieran elegido otros destinos antes que éste en otras circunstancias. En conclusión, que se juegan facilitarle la labor a Monchi o devolverlo a épocas en las que no sólo tenía que acertar sin dinero -como ahora- sino, además, ganarle a otros clubes, con el agravante que, con la crisis, la Liga española es menos competitiva y países como Francia, Alemania, etc. nos han adelantado. Estar en la élite no sólo significa dinero, también significa imagen. Y esa, a la hora de fichar, es clave.
Antonio José Medina2 min lectura