Opinión

La mano que te da de comer no deberás morder

Óscar MurilloÓscar Murillo
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La mano que te da de comer no deberás morder
- Óscar Murillo
No es Gustavo Poyet sospechoso precisamente por advenedizo. El que fuera notable mediocampista de Zaragoza, Chelsea y Tottenham se estrena en los banquillos españoles con 48 años, pero con el 'culo pelado' en los banquillos ingleses y griegos. Por eso extraña su escasa cintura con la crítica, no ya de la prensa, sino de la grada. De ese público que, según confesión propia, terminó de convencerle para aceptar la oferta verdiblanca de trabajo.

"Era una oportunidad increíble en un equipo ante el que me encantaba jugar en contra por la afición y por lo que se vive allí. Ahora, voy a estar del otro lado, así que esperemos poder darle lo que se merece", apuntaba en verano un ilusionado Poyet. Quizás lo que ha cambiado en este cuarto de siglo de ausencia del uruguayo de Heliópolis es el hastío por tanto fracaso, una carga que hereda injustamente, pero también que parecía poder soportar dados su carácter y su experiencia. Si alguien lo insultó, como dice, toda mi condena. Para cualquier otra censura a su labor, paciencia, humildad y respeto para el mayor pilar de una institución centenaria.
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